Rajoy y Balduino: haz y envés sobre la vida

Rajoy y Balduino, dos personajes de la política contemporánea. Aquél, vivo todavía, gobierna en España. Éste, rey de Bélgica, falleció hace unos años.

¿Por qué los traemos a colación? Los dos son hombres buenos. Los dos se han enfrentaron al problema del aborto. Políticamente es difícil decidir cuando  el electorado está dividido al respecto. Se aduce que unos creen que hay vida desde el comienzo de la gestación; otros, no. Se aducen muchas cosas.

En las monarquías actuales dicen que el rey reina, pero no gobierna. Sin embargo, hay instancias marcadas por el protocolo  constitucional en algunas monarquías, donde las resoluciones parlamentarias, deben firmarse también por el monarca en turno. Siempre ha sido así, y así sigue siendo. En caso de no hacerlo, el parlamento podría destituir al rey o a la reina, o irse por la vía menos escandalosa de rebajarles el sueldo, ese sueldo que se aprueba cada año en los parlamentos europeos.

Estas cosas no suceden, porque se trata de gente civilizada, que quiere que las cosas funcionen, y nadie desea tener un problema con la realeza, preludio de una serie de escándalos.

Pues bien, en su día, el rey Balduino se negó a firmar la aprobación del aborto en su país, cuando le llevaron la resolución parlamentaria a firma. Era un protocolo, porque ya lo habían aprobado quienes representaban al pueblo belga. Pero ese protocolo era necesario.

Lo que ocurrió fue algo imprevisto. Nunca se esperaba nadie el rechazo del monarca. Se reunió el parlamento y durante toda la noche se discutió qué hacer en tal situación. 

La decisión se inclinó a no aprobar el aborto por ley. El rey Balduino, con su entereza, apoyado en cada paso por la reina Fabiola, su esposa, todavía viva, vio que  no se puede separar el tema de las creencias personales y el de la política. 

Esa falta de integridad, falta hoy en muchos de los asuntos que se debaten en la vida de las naciones. Rajoy, no se atreve a dar el paso que dio Balduino en su día. Todos son católicos, pero a la hora de la verdad, tuercen el rabo.

El caso es que, la causa del  rey Balduino está abierta para su canonización. No por ese acto aislado, sino por un sinnúmero de cosas pequeñas, que, al final, urdieron un tapiz colosal, capaz de sostener decisiones tales como la de enfrentarse, por amor a Dios y a la vida, al parlamento belga.













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