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Mostrando entradas de marzo, 2019

¿Verdadero o falso?, that´s the question

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Madonna de las rosas. Martin Schongauer (1448-1491). El mundo se agita por lo que han dicho y por lo dejado de decir. Dichos y contradichos. Leyenda y realidad. Noticias y fakenews .  Este es el cuento de nunca acabar. ¿Por qué se está dando esta situación, con derivas de incertidumbre, inquietudes y amenazas de conflicto y guerra? La respuesta es sencilla (o quizá la pregunta no está bien formulada). Es el relativismo, hombres necios. Ese pasearse por la realidad  sin pararse siquiera un segundo a considerarla, para proponer como verdad  incontestable el pensamiento, las ideas del hombre, aceptando pero para ir más adelante aún en las propuestas de René Descartes (1519-1650), enredadas en el "método" de mirarse a sí mismo ( Je pense, donc je suis ), ha desembocado "sin querer" en un batiburrillo de afirmaciones sin sentido, es decir, desconectadas de lo real . Lo real  es lo más preciado, es la creación. Al adentrarse el hombre en las cosas, se

La soberbia feminista, crece; la incertidumbre, aumenta

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La agenda sobre los derechos de la mujer de la ONU planteada en Beijing desde 1995, ha producido abrojos y división, y un sembrado de ideas para la llamada "igualdad de género", creando así brotes de una creciente generación de "eunucos" frente a un feminismo radical.  El clamor es universal: no sabemos a dónde vamos. El progreso no nos ha hecho justicia.  Los países de Europa desconciertan con su política y no se acaban de integrar; los llamados emergentes, flotan, en un continuo vaivén. En medio de esta mezcolanza, se airea el programa feminista por doquier. Por ejemplo, Kathy Matsui, vicepresidenta de Goldman Sachs Japón, aplaude el hecho de considerar el desierto demográfico de su país no como un asunto de derechos humanos, sino un "imperativo económico". Mientras los asuntos relacionados con la mujer alcanzan su zenit en este país (y en el mundo), el porcentaje de muertes de niños entre 10 y 14 años en Japón, tiene en el suicidio su primera

El valor de un solo hombre nunca justificará su muerte

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Caín  y Abel, románico. Vemos continuamente cómo se aducen razones para descartar a las personas: razones de edad, de padecimientos, de costo social, son alegatos ya viejos en los países cultos y viejos de  Europa. Por no mencionar la matanza de los nasciturus , quienes sin haber salido todavía a la luz, son exterminados por razones de conveniencia, de "libertad", incluso de salud del nonato. San Juan Pablo II advertía en su alocución a la UNESCO el 2 de junio de 1980, contra las veleidades de la cultura a la hora de disponer de las personas. "Para crear una cultura, el hombre se tiene que ver ---íntegramente y en sus más remotas consecuencias--- como un valor particular, autónomo, un sujeto dotado con la  trascendencia de persona. Debemos afirmar al hombre por sí mismo, y no por otros motivos o razones: ¡sólo  por él mismo! Más incluso, debemos amar al hombre porque es hombre, debemos insistir en el amor debido a su dignidad particular que posee". Y

Lo más grande (la libertad interior) en lo mínimo

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La libertad, después de la vida, es el don más grande recibido por el hombre. La riqueza de este don, nadie la puede quitar; y sin ella, nada se puede alcanzar. Se puede emplear la libertad , bien e favor de uno mismo, o en beneficio de otro. Estos usos guardan entre sí una distancia abismal, aunque nunca acaban de separarse. El deseo de complacerse a sí mismo equivale a la visión griega del "eros", y la de entrega de sí mismo al "otro" viene a ser la noción de "ágape". El amor de amistad ( philia ) vendría a ocupar un lugar intermedio, si así se puede hablar, entre "eros" y "ágape", ese "amor" destinado a un padre, un hermano o un miembro del clan familiar, la esposa, siempre un deseo de cosas buenas y de felicidad. Pero estos "deseos" son para uno. Queda lejos la figura del "otro". La vida del hombre se mueve en ese arco entre egoísmo y entrega, entre "eros" y "ágape"

Feminismo: ¿camino a la soledad absoluta?

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Este año, el mundo de la moda ha puesto en primer plano a la mujer. Se dice que el hombre ahora no puede decir lo que quiere, sino lo que la mujer quiere. Pero escarbando  la verdad del asunto no vemos ahora cómo o en qué ha cambiado esta moda, tan ruidosa. La mujer siempre ha dicho lo que ha querido, desde el tiempo de Adán (Cualquier casado podría dar testimonio de este aserto). Este hombre, inquirido por haber comido el fruto del árbol prohibido, el de la ciencia del bien y del mal, responde como un sometido neófito: La mujer que me diste por compañera me lo dio. Eva se había dejado seducir por la propuesta de ser como dioses si comían del fruto prohibido.  Y desde ese momento viene el despliegue de la "enemistad". Pero al principio no fue así. El hombre y la mujer fueron creados para unirse para siempre, a pesar de los pesares.  La moda de hoy trata de extrapolar las diferencias sin darse cuenta de que sus reivindicaciones no son sino la pretensión de hacer

La comunicación nace de la realidad y aspira la verdad

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Debemos recuperar los conceptos fundamentales de la comunicación. Por una razón muy simple: con el fin de separarlos de aquello que no es comunicación. Luego, se deben  afirmar las condiciones de la comunicación desde su origen, en ese trayecto sin tiempo y sin necesidad de espacio donde nacen las palabras, antes de pasar  al ámbito de lo sensorial y de la relación entre personas. La gran aventura de la comunicación nace en la realidad y culmina en la verdad . Es un gran atrevimiento en estos tiempos de relativismo ,  hablar de  realidad precisamente cuando se afirman sin empacho  los pensamientos más inverosímiles ; y resulta también un reto referirse a la verdad en los pasillos de la convivencia humana diaria acostumbrada  a respirar  en la jungla enmarañada de las    fake news .  Dicho de una manera simple, las potencias del mundo ya han sentido el aguijón de vivir en un clima de "incertidumbre" donde ya no pueden controlar a su antojo los flujos de información

Amar es querer conocer (Pero no se quiere lo suficiente)

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No sé hasta dónde un error en  la concepción de una realidad concreta puede llevar a tergiversar la verdad de una revelación.  Estamos considerando si el trabajo científico está relacionado de alguna manera con la teología, que es también una ciencia, la del conocimiento de Dios y nuestra relación con él. Pero la "verificación" del conocimiento difiere. A este respecto, recuerdo una respuesta dada por el afamado profesor de Filosofía de las ciencias Mario Bunge sobre si, según su experiencia, había alguna relación entre la filosofía y la teología. Pensó un segundo, y respondió: "Tangencial. La relación es tangencial". Dirimir este punto no es tarea fácil. Desde la Edad Media, está muy extendida la idea de no mezclar las cosas de Dios y las cosas de los hombres. De esta manera, ese concepto de  libertad tan aireado a partir de la Ilustración exigía, para poder seguir siendo "libre", no inmiscuir las creencias personales con  los hallazgos &

Sin realismo no hay caridad, y la ideología no resuelve los problemas

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Ciencia y caridad.  En 1897, Pablo PIcasso pinta este cuadro donde el médico atiende a una paciente con su ciencia, mientras una monja cuida del niño, posiblemente hijo de la enferma. En ese tiempo, el pintor de 16 años, todavía era sensible a este tipo de situaciones. La realidad de las cosas nos revela, en parte, su origen. Por eso no conviene mezclarla con otros ingredientes, a pesar de su atractivo. He conocido a una abuela de 32 años. El hijo, de 19 años, tuvo una relación con una chica drogadicta y un hijo. Ella viene a exigirle dinero para la droga semanal, y a él le costó el trabajo debido a los escándalos de fin de semana por estos motivos. La madre tuvo otro hermano con el mismo individuo antes de ser abandonada. Su madre, abuela en realidad, funcionaba como si fuera la verdadera mamá, debido a la juventud de su hija, aunque ella estaba también separada del marido. Mientras, la hija buscó otra relación y de ella nacieron dos hijos más. Pero, hace un año, el marido