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Mostrando entradas de julio, 2023

La importancia de los aniversarios

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La importancia de los aniversarios consiste en "volver a vivir" el momento de una celebración: cumpleaños, boda o bautizo, funeral o triunfo, despedida o encuentro. Es repasar algo vivido con alegría o pena, con aplausos o en silencio. Revivir. Los recuerdos de quienes ahí estuvieron, o la memoria narrada a los hijos y amigos. Por eso las reuniones familiares revisten siempre gran interés, aunque no todos saben cómo manejar con delicadeza los recuerdos. Es distinto, sin embargo, cuando el padre o la madre de familia relata sin prisa las vivencias de su niñez o juventud. Ahí sólo uno de los presentes las ha experimentado y puede contarlas sin interrupciones desafortunadas o disonantes. Así se aprenden las historias de familia que, sin duda, dejaron huella en el corazón y en la mente, gracias a las cuales se va creando ese aire de familia basado en la tradición legada por los mayores Celebrar el aniversario de bodas tiene un tinte especial, especialmente cuando el recuerdo alca

Progreso o esperanza, desintegrar o integrar

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Volver a los comienzos..., imposible. Nos espera, parece, la desintegración irremediablemente. Seremos polvo, sí, pero sin volver a la nada. Siempre quedará ese algo que nos hace ser lo que somos, aunque en un orden distinto. El espíritu regirá el nuevo orden a la materia. La muerte no es el fin; se cambia el orden de la vida. La desintegración aparente se integra en nueva forma. El hombre no desparece con la muerte; se cambia para siempre. Así, el progreso es un avanzar en línea recta sin fin, una especie de condena fútil donde ni siquiera alguno se cruza en el camino solitario para preguntarle la hora o cuántos kilómetros  faltan para llegar a alguna parte. La esperanza, sin embargo, va integrando el cuerpo y el espíritu y es éste  el que va dando sentido a un cuerpo cada vez más ágil. El polvo se va quedando en el camino como señal para quienes vienen detrás. Hay una luz en el horizonte, y si bien no se vislumbra el campo alumbrado, se contenta el caminante al sentir que la nada no

La santidad no es cuestión de "prolongar" el tiempo; se trata de subir "niveles".

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Cuando a la hora de enfrentar un problema recurrimos al tiempo, en realidad estamos cayendo en la indeterminación porque no sabemos de los azares temporales. Vemos con frecuencia la santidad en personas jóvenes, casi niños. Es el caso de Teresa de Lisieux (1897-1873). Con tan solo 24 años no sólo alcanza la santidad; llega también a ser doctora de la Iglesia, y para el papa Pío X se trata de la santa más grande de los tiempos modernos. Podemos ver también el caso del joven Carlo Acutis fallecido en 2006 con tan solo 15 años. Ya beato, ha despertado el interés del mundo entero por su vida normal y amor a la Eucaristía. Y antes, Domingo Savio (1842-1857), joven de 15 años bajo la tutela de san Juan Bosco. Por no mencionar a Alexia de 14 años, que cuenta ya con la aprobación de virtudes heroicas. Y de la beata Chira Badano de 18 años, los mismos que Montse Grases, fallecida en 1959, y ya es "venerable". Debo añadir los niños  Jacinta y Francisco Marto, los pastorcillos de Fátima

El valor de un alma: ¿Qué importará más, un alma americana o una española o europea?

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Enseguida se nos viene un voto por la igualdad de ambas opciones.  Pero la respuesta no es tan sencilla. María, constituida "madre" de todos los seguidores de su Hijo Jesucristo al pie de la cruz, tiene un corazón donde caben todos sus hijos. La vemos enseguida ir a Éfeso con el apóstol Juan. De hecho, las reveladoras visiones de la  religiosa alemana.  Ana Catalina Emmerick (1724-1824), señalaron el lugar donde habría estado María al huir con Juan de las persecuciones contra los cristianos en Jerusalén.  ¿Cuánto tiempo estuvo allí? San Pablo predicó y convirtió al cristianismo a muchos efesios, pero nunca menciona a María en sus cartas como parte de estos primeros cristianos.   No lo sabemos. Sí sabemos de su gloriosa ascensión a los cielos "en cuerpo y alma". Paree ser que su "ascensión" se dio en Jerusalén. De hecho, hay un oolugar de esa ciudad donde se memora este acontecimiento de devoción popular. Constituida como Madre, ya en el cielo, al contempla

Se vence en equipo; en solitario, se pierde el camino

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Soledad. Estamos viéndolo cada día. Sin un buen equipo acompañando a la persona indicada  del grupo, no se llega a parte alguna. Lo vemos en todos los deportes. El caso más reciente, Carlitos Alcaraz en tenis. O los campeones de cualquier disciplina deportiva. Somos así. El hombre es así: No es bueno que el hombre ande solo. Nace en el seno de una familia, se educa en una comunidad de aprendizaje, y forma parte de por vida al contraer matrimonio: hombre y mujer. Estos pasos no son sino la expresión de lo que el hombre es, no de algo impuesto a su naturaleza. El mismo Dios, al hacerse hombre, formó parte de un ambiente familiar durante treinta años, y su madre no lo dejó hasta el final, tres años más; porque Dios es familia, compuesta por tres personas. Somos a su imagen. Por eso, al destruir la familia, se acaba destruyendo la sociedad. Hay algo que no puede adquirirse en solitario: el conocimiento propio, la guía de los demás, y el amor a los semejantes. Se necesita alguien a quien qu

¿Por qué hay que "esperar"?

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Para contestar esta pregunta podemos empezar por el final, una conocida cita de san Pablo: "La paciencia todo lo alcanza". Si esto es cierto, bien vale la pena cualquier espera. Pero el asunto no es tan simple como parece porque el verdadero problema es el tiempo. Por ejemplo, en Dios no hay tiempo. Eso significa que el ayer, el hoy y el mañana es un puntual siempre presente. Es decir, nunca hay "prisa". En la vida del hombre, sin embargo, la "prisa" se convierte en uno de sus mayores problemas. Aunque el tiempo se mida en nanosegundos, equivalente a la mimillonésima parte de un segundo. Einstein tuvo que curvar el espacio para tratar de entender el tiempo, para que no fuera "ilimitado". Lo dejó en "relativo". De esta manera la ciencia se acopla al sentido común, aunque sigamos sin entender la dimensión temporal. Para nosotros un deseo es el futuro; y la historia es el pasado. Sin más. La ciencia, empero, se estremece al considerar la r

La santidad, el papa y el demonio

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Benedicto XVI  “nos invitó a ser minorías creativas que fermentan la sociedad con bien, verdad y belleza”. Lo tenemos todos muy claro, si bien alguno se sale del camino conducente al único fin propio del hombre: la santidad. Lo bello, el bien y la verdad son los componentes de su estado final. Vemos, sin embargo, como lo estrafalario, el mal y la verdad a medias, es decir, la mentira, han ocupado los primeros lugares de la sociedad. Ahora vienen las elecciones, por ejemplo, y comprobamos cómo el descaro de  los contendientes se viste de insultos al contrario y mentiras durante sus discursos. Lo absurdo de estos planteamientos estriba en la aceptación de quienes acaban votando por alguno de los candidatos. Sin duda, la ideología ha ido a ocupar el lugar correspondiente al bien, ese bien común único patrimonio de la persona en cualquier cultura.  Se habla de opiniones, de pareceres, y se justifica toda suerte de atentados contra la vida, contra la verdad de la naturaleza humana, ahora ta

Tocar a Jesús

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  Noli me tangere (Correggio, 1525). El deseo de tocar al Señor y el " noli me tangere " de Jesús (Juan, 20, 17). El primero es muy humano; el segundo tiene destellos divinos.  En el caso de la Hemorroísa, aquejada de una enfermedad, un flujo de sangre durante los últimos doce años, se acerca por detrás de Jesús, apretujado entre la multitud, y le toca el borde de su vestido. La mujer se cura.El comentario de Jesús es "¿Quién me ha tocado?" En el primer caso, Jesús apunta la razón: "Porque aún no he subido a Padre", le dice a la Magdalena, aunque en los demás evangelios se nos dice que las mujeres le agarraron los pies y lo adoraron (Mt 28, 9). En el segundo caso, Jesús  pregunta: "¿Quién me ha tocado?", porque de mí ha salido una fuerza especial. Pero más tarde a Tomás, le invita a que meta la mano en el costado herido por la lanza de Longinos. De cualquier manera, la razón de la postura de Jesús debemos buscarla en las personas que lo tocan. E

El silencio nos conduce a lo inefable

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Hay un pasaje en las Sagradas Escrituras donde el profeta Elías, subido en el monte Carmelo perseguido por  la reina   Jezabel acaba encontrando a Dios no en los truenos, ni en el fuego, ni en los vientos sino el el "silbo apacible",  una voz de silencio apacible. En ese silencio Dios le dijo los asuntos a resolver. Y las cosas no han cambiado; "Dios no se muda", dice la santa  y doctora de Ávila. Entonces, no es que Dios no exista: es que hay mucho ruido. De la mañana a la noche, crece el tiempo dedicado a tareas innecesarias, insulsas: redes sociales, televisiones encendidas, trasiego, prisas en ir y venir al trabajo y quién sabe adónde. Dios no ocupa lugar y lo llena todo. No va y viene. Permanece en el interior de cada uno mientras está su alma en gracia. Y espera. Hacer esperar a una persona importante es un disparate, un desatino en toda regla. Pero retrasas un encuentro no con una persona sino con "tres", sin importar siquiera la suprema importancia

La humildad permite ver las cosas como son

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Fra Angélico (1395-1455). Así como las tormentas de agua y granizo en estos días, lejos de ser algo anecdótico y extraordinario, suelen anunciar el comienzo del verano.  Como en tantas otras cosas, estas ocurrencias son síntomas. Es muy difícil conocer las cosas como son, y por eso nos acercamos al núcleo de lo que son, por sus manifestaciones más o menos puntuales.  Con las personas ocurre otro tanto de lo mismo. Al fin y al cabo somos creaturas divinas, y a Dios, como nos dice su íntimo amigo Juan en los evangelios, nunca lo ha visto nadie. Sin embargo, quien todo lo puede y sabe porqué hace las cosas como son, parece disfrutar en esconderse en lo mínimo porque es lo conveniente a lo  máximo. Mejor que elegir el verbo "disfrutar", muy acomodado a nuestra manera de pensar, deberíamos discurrir de otra manera, tratando de calar más y más en esa su soberanía. Pero nos empeñamos en dar lo grande a quien aparente serlo, no en hacer desaparecer lo grande en lo pequeño. Él se mues

Hay buenas noticias que dar, pero se habla poco de ellas

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Tú estás llamado a la santidad. Este es el "único" sentido de la vida. Recuerdo haber estado en Corinto, la ciudad donde san Pablo se dirigió a los griegos desde el Areópago, y desde ese mismo lugar, no sin cierta emoción, me quise sentir como él. Esperaba que no me entendiera nadie, y comencé a proferir un discurso sobre la otra vida, un tema que causó la displicencia entre los intelectuales griegos de Atenas cuando Pablo les dirigió la palabra. También algunos visitantes, se me quedaban mirando y se preguntarían por el significado de todo ese teatro. Tú sabes que después de esta vida, viene la buena vida. Dura una eternidad. Un presente continuo para ser feliz. Ese después  es vital, porque en él se no va la vida. En el momento de cruzar el umbral de aquí a allí, se acaba el tiempo. Es una especie de presente continuo sin fin. ¿Por qué no se habla de esto si, en resumidas cuentas, se trata de lo definitivo?  Hablar la verdad de veras es un motivo de alegría, y la razón de s