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Mostrando entradas de enero, 2022

Causas del malestar social

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El malestar social entorpece sin duda la convivencia. Quizá siempre lo ha habido.  Caras largas, ademanes bruscos, sonrisas apagadas, querer siempre salirse con la suya, respuestas cortantes no exentas a veces de insultos, son algunas de las manifestaciones en casa, en la familia y en la sociedad abierta. Se quiere medir todo, el éxito y el fracaso, según un baremo económico solamente: tanto tienes, tanto vales. Como si de repente todos se hubieran vuelto  desconocidos, como si siempre uno tuviera la razón en todo. Incluso en el deporte, en los estadios, el comportamiento del público dista mucho de ese deseo de convivir en una experiencia entretenida y agradable.    Conflictos y litigios no faltan, tanto en la vida social como en la familia. Pero es en el seno de la familia donde se gestan los, al principio casi imperceptibles desajustes, como sería el caso de la aus encia de una madre en su seno, que, con el tiempo, se forja e n los hijos  un carácter desconfiado, distante y agresivo.

Las grasas se eligen, si se quiere tener una vida saludable

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No todas las grasas son nocivas. El hombre ha sido creado para poseer a tierra, cultivándola para servirse de los alimentos producidos. Es decir, en el principio, el hombre era vegetariano. Luego, después del diluvio, la carne de los animales empezó a servirle de alimento, y así se ha mantenido hasta la actualidad. Por eso, los agricultores de ayer, incluyeron en sus trabajos la crianza de animales que le servirán para completar su dieta alimentaria. Sin embargo, el exceso en la ingesta de de carnes, ha supuesto una de las mayores contribuciones a todo tipo de enfermedades, debido principalmente a las grasas disueltas en su condimentación. Así, por ejemplo, el famoso jamón ibérico, digerido después de haber sido curado de forma natural en los aires fríos de la sierra, es un excelente y sano alimento para cualquier persona; pero, si esta carne tan codiciada se fríe, las grasas se convierten en causa de trastornos para el organismo humano, debido a la dificultad de disolverlas adecuadame

Pandemia y santidad (¿calidad de vida?)

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Muchos se preguntan hasta el día de hoy, que quiere Dios con esta pandemia, devastadora como es, donde resulta difícil beneficio alguno. Llevamos ya dos años hablando de vacunas, de remedios para inmunizarse de este mal. En algunos países ya se han aplicado dos dosis y una tercera como refuerzo de las anteriores. Y, sin embargo, hay personas que han contraído el virus a pesar de haber recibido las tres aplicaciones. Es decir, no existe la inmunidad absoluta. Este fenómeno de la pandemia, nos viene que ni pintado para entender un poco la situación del hombre sobre la tierra. En el Paraíso terrenal, Adán y Eva, nuestros primeros padres, sucumbieron mortalmente ante la propuesta del Maldito. La infección era mortal y, además, se iba a transmitir de generación en generación. Nunca en  la historia iba a darse un virus tal letal, sin remedio. El hombre, no sabía, no podía inmunizarse y evitar la corrupción eterna de la naturaleza humana. Estaba irremediablemente perdido, frente a un "vi

Quitar la vida en Nueva Zelanda como regalo de Navidad

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Los cuentos de Navidad se inventan en el siglo XIX. El de Charles Dickens abre la puerta a una serie de historietas relativas a esta época del año, donde los corazones se gozan de una especial manera. De hecho, la narración de Dickens se        titula  Una  historia de Navidad. La tacañería y malos modos llaman a la generosidad, atraída por visiones de personajes encadenados para siempre a su pasado de mezquindad, y alientan a Ebenezer Scrooge a cambiar el rumbo de su vida, cosa que logran justo en ese tiempo de celebración navideña. La actualidad de este cuento radica en las carencias de todo tipo destacadas en personas como nosotros, algunas muy cercanas, que no tienen, como se suele decir, donde caerse muertos, bien por la pobreza, por la enfermedad, o por la soledad. La generosidad no se entiende, por ejemplo, en Nueva Zelanda, donde se ofrece la muerte sin sentirla y sin sentido (eutanasia), a quienes sufren sin remedio ---de acuerdo a algunos doctores--- del virus de covid-19. La

Renunciar a la verdad, es huir de Dios

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Ahora se nos está acabando  la Navidad. Anduvimos por este  camino y en esta senda nos encontramos conocidos y extraños que se iban aproximando a  la verdad. Camino y verdad se unen.  Por la calle, veo de nuevo personas ajetreadas, como si se tratara de recuperar el tiempo perdido durante estas fiestas navideñas. La conversación dominante durante estos días la acaparó el tan manido covid-19 con sus adiciones y variantes. Quizá en un recoveco del corazón se nos ha quedado una estrofa de las recitadas durante las celebraciones litúrgicas o en la quietud de la casa con música navideña. Esos mismos ángeles que cantaron el anuncio del nacimiento del niño Dios a los pastores, nos pueden acompañar también durante el año que comienza con sus cantos recordándonos el sentido de la vida aun en los momentos más difíciles. Están empeñados en que concluyamos el camino apegados a la verdad , precisamente en unos tiempos donde el dudar de todo, incluso de las enseñanzas más fundamentales aprendidas en