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Mostrando entradas de octubre, 2022

¿Por qué crece más la violencia hoy?

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La violencia crece. Hombres, mujeres y niños s on sometidos a procesos de barbarie inconfesables.  ¿Acaso no se percibe ahora al encontrarse a otra persona su dignidad? Más todavía, ¿no se percata el hombre de su propia dignidad?  La delicadeza en el trato falta desde los primeros años de la educación.  El portarse como animales, este es el significado de bullying , se da en los colegios y fuera de ellos. Y no es sino el capricho violento  de algún compañero, conocido, la razón suficiente para agredir, incluso matar, al otro. Dicho de otra manera, falta orden en la familia, en el trabajo, en la sociedad. Los padres dejan para después la diligencia en la disciplina, y los niños llegan a la juventud acostumbrados a la "corrupción intelectual" sin saber una noción básica de la obediencia, por ejemplo. La adicción surge de un por qué no a falta de seguir un comportamiento encaminado a un fin concreto donde el respeto se instala como la forma adecuada a la persona, lejos del terro

La presencia de lo invisible

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  Al hombre le cuesta admitir la presencia de lo invisible. Estamos acostumbrados a ver a través de los sentidos; cuando falla la vista, nos apoyamos en el tacto, el oído, en el olfato, incluso el sentido del gusto nos descubre las cosas por su sabor sin verlas siquiera. Pero no podemos desprendernos tampoco de la idea de lo "invisible" porque buena parte de la vida y de las relaciones sociales transcurren bajo su signo. El pensar, el querer, el amor, son todos aspectos fundamentales de la existencia humana.¿O es que alguien ha visto o tocado un pensamiento o ha tenido algún contacto con el amor, más allá de sus manifestaciones con los demás? ¿O se ha enfrentado con la vida en el momento de su aparición, no con un ser viviente, sino con la vida misma? Sin embargo, son algunos de los científicos más connotados en su campo quienes niegan no la existencia de lo invisible sino incluso  la posibilidad de serlo, y aceptan existencias a millones de años luz o en la profundidad infin

Solamente Dios es verdaderamente pobre

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Al que todo lo tiene, nada le falta; quien  de algo  carece, quiere tenerlo todo. Jesús vino a este mundo en la pobreza más absoluta. En una cueva de Belén, con José, su padre adoptivo y  esposo de María, vino a nacer en la tierra del rey David, Belén.  El rey del mundo, el creador de todas las cosas, prescinde aun de lo más esencial. No sé cómo se puede explicar esto, pero sólo quien todo lo tiene no ambiciona cosa alguna, porque nada le falta.  Este desprendimiento es  pobreza real. Cuando Jesús se va, completamente desnudo en la cruz, todavía le queda algo: su madre, y nos la regala a nosotros, causa de todo sus sufrimientos. Suele pasar desapercibido entre el suplicio de la cruz y la burla de los presentes esta donación, la más importante de todos los bienes terrenales. Su eslabón con el género humano, hecho posible por el asentimiento de María a la propuesta del arcángel Gabriel, nos lo deja para poder seguir inserto  con el hombre por el amor .  El "hijo del hombre", co

¿Se muere la gente de cáncer?

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Cuando se pronuncia la palabra cáncer se abre un silencio, en especial, si el afectado está presente. Y si no está ahí en la reunión, se espacian las palabras y en tono bajo se pronuncia el nombre de la temida dolencia. Es cierto. El cáncer no tiene cura, pero tampoco significa  hallarse siempre en una fase terminal.  Este punto no suele quedar suficientemente claro en las mentes de aquellos cuya enfermedad padecen o a quienes les ronda de cerca: parientes, amigos y conocidos. Claro está: ni todos los cánceres son iguales, ni la pronta intervención se da igual en todos los casos. Por ejemplo, el padre de un amigo murió a los 82 años; tenía cáncer de próstata  desde hacía varios años. Falleció una mañana al atragantársele una flema. Los dos hijos, como sucede con cierta frecuencia,  heredaron del padre la misma enfermedad, casi al mismo tiempo. Uno, sigue las indicaciones del médico, y ha reducido su antígeno a un mínimo. Hace vida normal. El otro, se queja continuamente del padecimient

Armagedón: ¿depende de una decisión política?

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¿Armagedón? Ahora tenemos una incertidumbre nueva: los políticos están hablando de Armagedón. Traducido este concepto de las Sagradas Escrituras, vendría a significar con otras  palabras, la batalla final,  librada durante la "sexta plaga", últimos días de la gran "tribulación". En fin, no se sabe exactamente cuándo se desarrollará este hecatombe en ese lugar cercano al Monte Carmelo. Por tanto, no debemos obsesionarnos con él, ni mucho menos dejarnos guiar por las ocurrencias de algunos interpretadores políticos. Sin duda, los desastres anunciados serán causados por los ejércitos de los hombres, llevados por su odio y deseo de venganza, desde luego, fruto de una inspiración diabólica, que el mismo diablo desconoce el tiempo de esta batalla. Sólo la voluntad divina conoce el día y la hora. Pero sí sabemos que quien es "creador, padre y redentor", con todo el poder del mundo,  nos espera escondido en todos los sagrarios del mundo. Es el ejemplo a seguir: si

¿Es cierto que los santos se están acabando?

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San A gustín enseña. Depende. Si la pregunta se relaciona con el número de santos que habrá al final de los tiempos, debemos afirmar que sí: Dios conoce perfectamente ese número, porque pasado, presente y futuro coinciden en él como en un punto desde donde puede ver en todo, incluso el aún por venir, si olvidar el ayer, claro. Sin embargo, Dios quiere que todos los hombres se salven, nos recuerda san Pablo. Sin embargo,  santa Teresa escuchó al Señor decirle: "Teresa, yo quise, pero los hombres no han querido". Es decir, todo se reduce a que el hombre  quiera. ¿Y cuántos hombres van a querer? Eso, sólo Dios lo sabe. Los santos se acabarán el día que los hombres quieran, pues, Dios sí quiere. ¿Entonces? Nos convendría recordar la parábola del sembrador. Salió el sembrador a sembrar, y lanzaba el trigo a boleo en el campo. El Señor, el sembrador, no tiene preferencias: lanza el trigo abundantemente aquí y allá, pero tropieza con rocas, con espinos, con el cansancio de los hombr

Mañana será otro día

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  Puente de Arre , Navarra, España. La cita no viene de una comedia ligera mejicana de mitades del siglo pasado, sino del gran poeta Calderón de la Barca (1600-1681). Es un canto a la esperanza, aun cuando los traspiés de la vida puedan incitar al abandono. Hay que cruzar el puente, para no quedarse sin saber dónde. A comenzar de nuevo, o recomenzar. De eso se trata. El curso de la vida no es una línea recta de principio a fin. Por el contrario. Veamos un momento es sacramento del matrimonio. Se trata de una decisión libre de acomodarse a la gracia de la perseverancia, pase lo que pase. Es para siempre, precisamente, para no dejarse enredar en las garras del pesimismo.  Seguir adelante hasta llegar a la cumbre: solvitur in excelsis , porque una vez allí se solucionan todas las cosas, se enjugan las lágrimas, los dolores y las carencias desaparecen, y renace la alegría el verse rodeado de tantos --miles, millones, miles de millones--  hombres y mujeres fieles. No podemos dejarnos vencer

¿La realidad importa?

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Suena a cuento viejo. Pero, l a indiferencia hacia la realidad  está de moda; ella depende del color del cristal con que se mira,  nos dice con gracia el poeta asturiano Ramón de Campoamor (1817-1901),  si bien llegó a ser gobernador en Alicante y en Valencia, por su visión "realista" de las cosas", sin colorearlas artificialmente. Los esfuerzos y logros de los antiguos trascendían en la medida de su acercamiento a la "realidad". Esta era el quid  de la cuestión. Primero se centraron en los elementos comunes aire, fuego, tierra y aguaI. Luego, sin olvidar estos principios, pasaron a centrarse en el hombre , y se afianzaron la filosofía y las ciencias, en especial la medicina de la mano de Hipócrates (siglos V y IV aC).  Por eso, los avances de hoy tienen sus raíces en la evolución del "realismo".También los retrocesos. Cuando se abandona el camino de ver, pensar y hablar de las cosas tal como son, entonces, se da un estancamiento o, a veces, un retroc