¿Es cierto que los santos se están acabando?




San Agustín enseña.



Depende. Si la pregunta se relaciona con el número de santos que habrá al final de los tiempos, debemos afirmar que sí: Dios conoce perfectamente ese número, porque pasado, presente y futuro coinciden en él como en un punto desde donde puede ver en todo, incluso el aún por venir, si olvidar el ayer, claro.

Sin embargo, Dios quiere que todos los hombres se salven, nos recuerda san Pablo. Sin embargo,  santa Teresa escuchó al Señor decirle: "Teresa, yo quise, pero los hombres no han querido". Es decir, todo se reduce a que el hombre  quiera.

¿Y cuántos hombres van a querer? Eso, sólo Dios lo sabe. Los santos se acabarán el día que los hombres quieran, pues, Dios sí quiere.

¿Entonces? Nos convendría recordar la parábola del sembrador. Salió el sembrador a sembrar, y lanzaba el trigo a boleo en el campo. El Señor, el sembrador, no tiene preferencias: lanza el trigo abundantemente aquí y allá, pero tropieza con rocas, con espinos, con el cansancio de los hombres. Lugares todos no aptos para el desarrollo de la simiente.

El mal transforma el corazón de la gente en piedra y  espinos, incapaz por tanto de sentir, apreciar y cuidar de la realidad. Por eso, las semillas, al tropezar con la seca indiferencia de las almas enterradas en buena tierra, son incapaces de producir nada excepto  la perversión de la vida que se les entrega.

Una recomendación, venida de una de las santas y mejores inteligencias de la historia: "Nadie puede atravesar el mar de este siglo si no es llevado por la cruz de Cristo" (San Agustín). No olvidemos que el amor hace posible la travesía, aunque de tal enseñanza, esencial, no se  hable en las escuelas...ni en muchas familias.



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