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Mostrando entradas de febrero, 2021

Aceptar la realidad..., lleva a la "felicidad"

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Puede parecer anticuado  hablar de realidad , cuando el relativismo campa a sus anchas, aceptado por grandes mayorías. Aunque no faltan quienes crean la realidad, en vez de aceptarla. ¿Por qué campa el relativismoI ? Porque no compromete a nada. Si hoy dices esto, mañana puedes decir lo contrario sin dar ninguna explicación, sin que nadie pueda objetar una coma siquiera. La "libertad de expresión" ampara cualquier cosa dicha.  La falta de compromiso con las ideas, con las personas, roza lo inverosímil. Fórmulas tradicionales, como la usada en el matrimonio: "Prometo serte fiel...hasta que la muerte nos separe", han pasado para muchos a ser un motivo decorativo más de una ceremonia plena de artificios no esenciales, aunque ocupen el primer plano.   Pero el principal inconveniente de la  realidad es, aceptarla. Empezando por nosotros mismos. Decir "somos nada" sería ya decir mucho. Basta con quedarse en el "somos", en el "soy". Incluso es

La Torre de Babel: ¿Pasada de moda?

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Torre de Babel, Pieter Bruegel, el Viejo (1525-1569) El episodio de la Torre de Babel, es bien conocido:                                   "Entonces de dijeron unos a otros:                  --¡Vamos a fabricar ladrillos y cocerlos al fuego!                       De esta forma, los ladrillos les servían de piedras y el asfalto de argamasa.                  Luego dijeron:                  --¡Vamos a edificarnos una ciudad una torre cuya cúspide llegue hasta el                         cielo! Así nos haremos famosos...." ( Biblia de Navarra , Gen 11,3-5). Aquí se halla, de forma sucinta, el gran pecado del hombre de todos los tiempos, desde el Paraíso hasta hoy. Estos personajes no niegan de ninguna manera la existencia de Dios. Por el contrario, se quería llegar a él, "hasta el cielo". Pero querían lograrlo, a su manera, a base de puños, con su esfuerzo únicamente, sin contar con Dios. Les interesaba solamente su "fama", ser admirados por los demás. En el

¿Qué quiere oír la gente? ¿Es verdad?

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Escuchar la música de Bach en la penumbra de una sala al atardecer. Sin ruidos. Desconectados de las redes sociales. Sin otro afán que ir recorriendo las páginas de un pensador filosófo que va exponiendo amablemente las carencias y los aciertos de ciertas formas de ver el mundo. Así la música cuela por dentro. Ya se ha hecho de noche en una tarde  invernal templada. Pero, ahora mismo, la gente quiere escuchar alguna buena noticia sobre el fin de la pandemia, pero solo emergen opiniones llenas de incertidumbre. Y de este modo de encarar la situación, ya llevamos casi un año. Acuden a las iglesias en busca de consuelo, pero muchas están cerradas, debido a las severas condiciones impuestas desde los foros de la política; asimismo se han cerrado las puertas de familiares y amigos por miedo a contraer un contagio con una cepa cada vez más extendida y con acentos más agresivos. No se publican estadísticas de depresiones ni de suicidios, ni de su relación con la pérdida del empleo, con el ais

El mal que aflige el mundo de hoy, no es la pandemia (no lo dice un experto)

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Ojo con los expertos. Lo obvio, al definir el mal de nuestros días, se centra el la pandemia. No sin razón llevamos un año dándole vueltas a lo mismo. Todo se convierte en ocasión para hablar del tema: las conversaciones entre amigos y conocidos, los cambios debido a nuevos planteamientos profesionales, las decisiones políticas, y la escasez de salidas para el entretenimiento, la diversión y el descanso. En fin, no acaban de cuadrar las oposiciones entre fe y razón. Mientras la filosofía se encierra cada vez más en esa mirada hacia lo obvio, al bienestar de la vida, frente al que la pandemia y sus consecuencias son un estorbo, la fe nos habla de las bienaventuranzas del hombre en la tierra: aflicción, pobreza, persecución, enfermedad, hambre y limpieza de corazón. ¿En qué quedamos? No basta decir que un "experto" dijo, para anunciar después lo que a alguien le viene en gana. La regla primera para no errar, consiste en que si detectamos inconsistencias entre la fe y la filosof