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Mostrando entradas de octubre, 2017

Al atardecer de la vida, te juzgará el amor.

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Santa María, Madre del Amor Hermoso. La frase del título de este post  se la debemos a san Juan de la Cruz. Supone un gran consuelo que al final de la vida haya un juicio y nos juzgue el Amor. No se sentarán juntos los "hitlers" y los "teresianos", por ejemplo. Las obras de cada quien, marcarán la estela del amor vivido. El "odio" y el "amor", habrán teñido el vestido del ser en no-ser o, por el contrario,  habrá quienes hayan  lavado sus vestiduras en la "sangre del cordero" para seguir siendo. Es el resultado del gran engaño, perpetrado desde el principio bajo el árbol de la "ciencia del bien y del mal". Al apartar  la mirada del fin  propio del hombre, y del hombre mismo, se encuentra con el sexo, como medio para alcanzar la vida. Pero, el hombre, al hoza r en él, inhala los hedores de  la muerte, por haberlo instrumentalizado, y se vuelve incapaz, como el cerdo ,  de levantar la mirada al cielo, mirándose a s

El lugar de encuentro con Dios es el mundo

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Un amigo  recordaba no hace mucho sus tiempos de estudiante en la Universidad de Navarra cuando, en 1967,  el hoy san Josemaría Escrivá, leyó la homilía durante la Misa celebrada en el campus, a cielo abierto, bajo el  sol  de Pamplona.  De manera particular recitaba la frase grabada en su alma, dicha con tono fuerte por el celebrante,  al referirse  a los hombres de la calle, enfrascados en sus rutinas de la vida diaria: "Si no encontráis a Dios en las cosas ordinarias de cada día, no lo encontraréis nunca". Esta frase, decía, me cambió la vida. Al reflexionar un poco nos damos cuenta de la importancia del mundo como lugar natural para el encuentro con Dios. Esta realidad tiene un fundamento sencillo. Si Dios es amor, es el amor quien crea a cada creatura. El amor no ama y luego deja de amar. Por el contrario, ese amor permanece unido con su creación "para siempre". Por tanto, en el caso del hombre, va a ser en el mundo donde se irán dando los encuentros

El declinar de la fe y los bajos índices de natalidad

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Sociedad envejecida. España es, junto a Japón, el país con màs rápido envejecimiento, y la situación se irá agravando en el futuro debido a unas pensiones más insuficientes. Se puede comprobar cómo la falta de fe se relaciona con la natalidad. Cuando la fe declina, baja la tasa de nacimientos. Pero al observar más detenidamente las estadísticas vemos cómo esta relación se sostiene sólo en los países meridionales de Europa, y en los nórdicos. Mientras la natalidad declina en Francia, España, Italia, Bélgica, en Suecia, Noruega, Dinamarca la natalidad se ha incrementado por encima de los niveles de reemplazo, es decir más de dos hijos por mujer. ¿Cómo se explica esto? ¿Acaso los países nórdicos han incrementado su fe? No. En un mundo materializado, los países nórdicos han incrementado las tasas de natalidad debido a las ayudas proporcionadas por los gobiernos a cada hijo nacido, a los dos años de baja de sus trabajos a la mujer, y algunos detalles de importancia para la fam

La crisis de España (y la de la familia) está en el concepto de "autoridad".

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Hoy se ha llegado a aceptar en el caso de las democracias, su estatus flexible siempre abierto al cuestionamiento de todo y por todos. Este es el punto clave en las posturas de las facciones empeñadas en salirse con la "suya", basados en la idea de una revisión constante de las leyes, en vez de afinar en cuestiones de principio y de bien común . Trataremos de explicarnos. La existencia de un Estado sólo es posible si las leyes siguen valiendo como "obligatorias". Esta afirmación no excluye en absoluto la posibilidad de revisar las leyes o cualquier otra norma aprobada. Hay formas de hacerlo. El concepto de autoridad se entiende menos que nunca. El poder se ha engullido la posibilidad de diálogo . En principio, la autoridad se acepta porque es bueno para quien a ella se somete. La libertad  se invoca junto a este principio porque como tal está orientada a la consecución de la verdad y el bien . Entonces, la autoridad y la libertad cabalgan juntas: se acept

El humo de Satanás se ha entrado hasta en la Iglesia.

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No podemos dejar al olvido  el eco de las palabras  del papa Pablo VI en la Asamblea de la Naciones Unidas en 1965, citando al presidente Kennedy en su conocido retruécano  pronunciado  cuatro años antes: «La humanidad deberá poner fin a la guerra, o la guerra será quien ponga fin a la humanidad». Precisamente ahora, cuando tantos indicadores de exterminio se asoman a  la puerta en la forma de graves conflictos internacionales, locales y familiares, no siendo el mayor de ninguna manera el de la guerra, pues cada año se cercena  la vida de más de 50 millones de nonatos  en todo el mundo.  A ese punto, desde otro ángulo,  se refirió también Pablo VI, durante su alocución en las Naciones Unidas:  "..no auspiciar un control artificial de los nacimientos, que sería irracional, con miras a disminuir el número de convidados al banquete de la vida". Para nuestro asombro, ha sido el presidente Trump quien se ha atrevido a ponerle un freno relativo a esta masacre silenciosa de

Obituarios sin familia, y lágrimas de cocodrilo.

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Cuando en los media   se asoman las vidas de los grandes y pequeños personajes de nuestro tiempo, se puede encontrar de todo, excepto su vida de familia. Incluso en los obituarios, donde se prodigan los elogios a quienes ya se han ido y "se les va a echar mucho de menos", "pero el desaparecido permanecerá para siempre en nuestra memoria", no se suele dedicar una sola línea siquiera a su núcleo familiar. Al ir leyendo el recuerdo dedicado a los ya idos, la curiosidad, por lo menos, quiere saber acerca de sus padres, de su esposa si la tuvo, de los hijos... Pero no. Esas cosas son detalles sin importancia. Se asemejan los obituarios contados así a las series de norteamericanas donde la mayoría de los personajes discurren por la vida sin una mención a su vida de familia.  Quizá esta manera de acotar la vida, permite dar paso a esas chispas de galanteo interminable con más facilidad, sin lugar para el compromiso. La familia como unidad de interacción con sentido

La historia de dos ciudades: el amor y la cantidad.

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La trama admirable de la obra de san Agustín, obispo de Hipona (354-430), La ciudad de Dios, toca, en esencia, esa historia nuestra, la de cada uno, no importa el tiempo de su estancia en la tierra. Trata de la "ciudad de Dios" y de la "ciudad de los hombres" (distinta de la Historia de dos ciudades , de C. Dickens) El mundo de lo material  amenaza con sepultar el mundo del espíritu . Sabemos el resultado final: el triunfo de los valores del espíritu sobre todas las asechanzas del mal. Esta es la gran noticia: el triunfo final del Evangelio. Pero, en el intermedio, en esa lucha por descubrir a todos esa verdad , nadie quedará inmune de las penalidades y sufrimientos a sufrir por la defensa de la fe . De ahí, la fama de este libro, siempre tan actual. Hoy nos vemos acosados por diferentes ideologías, cuyo compromiso por la verdad es nulo. Se usa de la ideología, precisamente, como un velo para ocultar el rostro de la verdad. En la ciencia, en la filosofía, en

La OMS, sensible: le preocupan 25 de los 50 millones de abortos anuales.

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Hemos tocado fondo. No se puede caer más bajo en la dimensión del "cinismo". La Organización Mundial de la Salud (OMS), una de las vértebras de la ONU, nos "alerta" sobre los peligros de poner trabas a la "salud reproductiva". Este término es un invento de la ONU a partir de la Conferencia de El Cairo en 1994: al aborto , a partir de entonces, se le denomina con el eufemismo de salud reproductiva . Desde entonces, desprovisto el aborto de toda carga de mal gusto, se dedican a la matanza de criaturas indefensas en todo el mundo, especialmente en África, Asia y América Latina. La queja actual de la OMS se debe a los impedimentos puestos por algunos gobiernos de estos continentes mencionados  para practicar el aborto , (es decir, para privar de la vida a seres indefensos en el vientre de la madre, personas ya desde el momento de la concepción), pues se pone en peligro a las mujeres embarazadas a la hora de sujetarse a abortos clandestinos. Ahora les p

Se ha conseguido diluir la verdad en la mentira: tecnología vs. ciencia

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Albert Einstein (1879-1955). En primer lugar, para no sacar las cosas de sitio, debemos afirmar la existencia de la verdad  y su accesibilidad,  sobre todo en estos tiempos . Pero, para ello, hay que trabajar, hay que pensar (si hubiere alguien capaz de enseñarlo). Es decir, no tiene la verdad  quien no quiere. Mientras el intelecto discierne la verdad de las cosas en las diferentes facetas de la vida, la voluntad del hombre decide si la acepta o no. Proliferan por doquier las expresiones opinables sin fundamento alguno, más allá del pronunciamiento de cualquier adolescente provisto de un IPhone. Estamos en manos de la tecnología . Se pretende, por medio de ella, deslumbrar a las mentes más capaces del mundo, al ilustrar este año, por ejemplo, los logros de los ganadores de los premios Nobel. Detector de  ondas gravitacionales merece el  Nobel de Física concedido a Barry Barish, Rainer Weiss y Kip Thorpe (sacudió al mundo este hallazgo, según el secretario general de

Sólo para incrédulos: ¿Se puede tener fe sin razón?

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No es lo mismo la "razón y fe" advocada por algunos (el periodista Manuel Vicent entre ellos) que la "fe y razón", expuesta por el papa san Juan Pablo II en su Encíclica. ¿Cuál es la diferencia? Por supuesto, el orden de los factores no produce alteración alguna en este caso. Pero sí se da una diferencia esencial, cuando el señor Vicent trata los conceptos al mismo nivel. Queda claro: el hombre no puede desestimar la razón en aras de la fe. Ésta resultaría  "ininteligible". La fe no es algo irracional: es para el hombre.  Se precisa de la razón para procesar el mensaje de fe, una palabra de origen divino, una verdad necesaria para el hombre, dada, pero fuera de su alcance si se quiere acceder a ella a base de razonar. La  fe trata de verdades de otro nivel, distintas a las de la ciencia, pero no se contrapone con ellas. En última instancia, la fe es la respuesta del hombre a la palabra divina, y para ello requiere de la  apertura  intelectual y l

¿Alá es grande?

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Quizá no se dan cuenta de que cada vez que el grito de ¡Alá es grande! va emparejado a un crimen, a un acto de destrucción, al terrorismo, Alá (la luna) se hace más y más pequeño hasta convertirse en nada . La luna se empequeñece y reina la  oscuridad. Esta verdad se debería pasar de boca en boca entre quienes son seguidores de esta corriente religiosa, en vez de guardar silencio ante tanta violencia. Dios es un ser de paz. Ya está bien de instalarse en casa ajena, y usar su nombre para realizar el mal. Vade retro!!!