De paseo, en paz, bajo la luz y el calor
Se. puede pasear de noche, sin luz. Y se puede pasear también en medio del frío, cuando la luz del sol apenas calienta. En ambos casos, falta algo. Como si el hombre hubiera sido hecho para vivir fuera de las sombras y en medio de una temperatura un poco menos alta que la del cuerpo. Y es que, como el hombre ha sido creado "para trabajar" necesita realizar esta labor en las debidas condiciones. La falta de calor en los polos (Ártico y Antártico) y en sus cercanías impiden el crecimiento de plantas y el rondar de animales; y el excesivo calor, no desprovisto de luz abundante, favorece el desarrollo vegetal aunque dificulta la presencia humana. Ocurre casi lo mismo en la convivencia familiar. Se necesita "luz y calor" si se quiere prosperar en las relaciones entre sus miembros. Luz para verse a la cara, sin tapujos, y calor para relacionarse con afecto. Cualquier comunidad, digna de tal nombre, requiere, aun en medio del silencio, de un entorno "luminoso y aleg