La intimidad no se difunde


Es un derecho de la persona  reservar sucesos, pensamientos, acciones en su fuero interno.  Nadie puede violar este derecho. 

Los periodistas, ávidos siempre de lo sensacional, se olvidan de lo ordinario, de eso que nos ayuda a pasar alegres el día a día y a superar las dificultades cuando llegan. Prefieren tocar lo escabroso y conflictivo, que nunca  falta, aunque se lesiones la intimidad de las personas, famosas y ciudadanos corrientes, de a pie.

No sé por qué lo íntimo atrae, y resulta indiferente lo casual guardador de la intimidad a la que todo hombre tiene derecho. Saber lo impropio y descubrirlo por unas monedas. Hoy se trabaja por dinero aunque ello implique descubrir el lugar íntimo donde el "salvador" del mundo entero desea pasar unas horas sin ser molestado, en la intimidad con su Padre.

De la misma manera, resucitar después de recibir una ignominiosa muerte, estaba fuera del alcance de cualquier persona. Incomprensible. Por eso se va anunciando cuando conviene por medio de emisarios sin título alguno: unas mujeres sin prestigio,  unos  pescadores descuidados, un par de desertores porque ya nada se podía hacer después de la muerte de su maestro.

Intimidad con siete pescadores vueltos a su oficio pues había que comer, pero nada pescaban. Sólo quien era dueño del mar y de los peces, como un extraño, les indica dónde echar las redes. Sólo el amor lo reconoce.

Y quizá aquí está la clave. La intimidad está hecha para el amor. Ahí, en silencio, se comparte no más lo necesario, pero en el momento oportuno.

Por eso, descubrir la intimidad, corporal o espiritual, muestra un desnudo inapropiado. Así la confesión, como sacramento, permite en el silencio conocer lo debido al mostrar lo íntimo a quien debe saberlo para nuestro bien, pues se perdona lo inadecuado y se guarda silencio sobre ese contenido, devolviendo la paz.

Dios, que conoce todas las cosas, incluso lo más íntimo, jamás revela a nadie los asuntos personales y respeta la libertad de las conciencias. Por eso, en la intimidad con Dios no nos falla nunca. Este sería el ejemplo claro de Jesús, cuando, después de la resurrección se junta con los discípulos y, después de la "pesca milagrosa", come con ellos, se retira con Pedro, pero les va siguiendo Juan. 

Pedro le pregunta a Jesús, "..y de "éste, :¿qué?" Jesús le contesta: "Si  quiero que él quede hasta que yo venga, a ti ¿qué?" Vemos aquí de manera clara, cómo Jesús vela por la intimidad de los suyos, de cada uno, por muy amigos que fueran.

Con la intimidad no se juega. 




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