Los tiempos son lo que somos nosotros.


No sabría decir si el obispo de Hipona, san Agustín, nos dice sin entrar en discusiones: "Los tiempos son lo que somos nosotros".

Aquí está la clave del asunto. No podemos esperar unos tiempos mejores si nosotros no contribuimos a su mejora. Y la mejora comienza con el ejemplo. Sin este ingrediente de la convivencia familiar y social la esperanza se esfuma. 

Predicar no es dar trigo. Padres de familia y políticos se puede desgañitar con los hijos con el clásico "pórtate bien", pero si no ven en casa esa conducta en los mayores resultará vano la insistencia.

De modo similar, si los políticos no ejercen como tales, ew decir, buscando el bien de la ciudadanía, va a ser muy difícil conseguir una mejora social. Por ejemplo, inscribir en la Constitución de un país como derecho omnímodo el aborto en todas sus variantes, no va a detener el crimen de las calles, pues no se respeta la vida. Asimismo, la falta de cualidades morales en los hijos, cuando ya empiezan a incorporarse a las escuelas y colegios, se debe corregir en casa, no dejando pasar por alto conductas aberrantes, como sería el caso del intercambio de gritos entre los esposos, la falta de maneras en la convivencia diaria entre los miembros de la familia, el hablar mal de los demás cuando ellos no están presentes, y los detalles de una sonrisa aunque las cosas no salgan al gusto de uno, la paciencia a la hora de conseguir las metas propuestas, y el conservar las tradiciones religiosas asistiendo a las ceremonias de costumbre.

La falta de convencimiento impide elegir a los gobernantes adecuados y relaciones con las personas  instituciones más afines a nuestros principios y creencias, base del bien obrar. Entonces, no esperamos de la sociedad en general lo sujeto al olvido y descuido en lo particular. Donde no hay mata ---dice el dicho---, no hay patata.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra