La comunicación nace de la realidad y aspira la verdad

Debemos recuperar los conceptos fundamentales de la comunicación. Por una razón muy simple: con el fin de separarlos de aquello que no es comunicación. Luego, se deben  afirmar las condiciones de la comunicación desde su origen, en ese trayecto sin tiempo y sin necesidad de espacio donde nacen las palabras, antes de pasar  al ámbito de lo sensorial y de la relación entre personas.

La gran aventura de la comunicación nace en la realidad y culmina en la verdad. Es un gran atrevimiento en estos tiempos de relativismo, hablar de realidad precisamente cuando se afirman sin empacho los pensamientos más inverosímiles; y resulta también un reto referirse a la verdad en los pasillos de la convivencia humana diaria acostumbrada a respirar  en la jungla enmarañada de las  fake news. 

Dicho de una manera simple, las potencias del mundo ya han sentido el aguijón de vivir en un clima de "incertidumbre" donde ya no pueden controlar a su antojo los flujos de información en su territorio y todo parece ser del color del cristal como cada quien  elige mirar las cosas. De hecho, ya están en el mercado internacional  esas grandes gafas para ver la "realidad virtual" y se conversa con un artefacto, "Alexa",   programado con voz a modo de humanoide,  para responder por el estado de las cosas, las noticias y del tiempo.

No faltan quienes prefieren encerrarse en esa virtualidad porque la encuentran, no sin cierto cinismo de su parte,  más placentera y divertida que el mundo real. 

Y ese camino estrecho para llegar a la verdad a partir de la realidad es arduo, pero se va en ello la felicidad del hombre.