Sin realismo no hay caridad, y la ideología no resuelve los problemas



Ciencia y caridad. En 1897, Pablo PIcasso pinta este cuadro donde el médico atiende a una paciente con su ciencia, mientras una monja cuida del niño, posiblemente hijo de la enferma. En ese tiempo, el pintor de 16 años, todavía era sensible a este tipo de situaciones.




La realidad de las cosas nos revela, en parte, su origen. Por eso no conviene mezclarla con otros ingredientes, a pesar de su atractivo.

He conocido a una abuela de 32 años. El hijo, de 19 años, tuvo una relación con una chica drogadicta y un hijo. Ella viene a exigirle dinero para la droga semanal, y a él le costó el trabajo debido a los escándalos de fin de semana por estos motivos. La madre tuvo otro hermano con el mismo individuo antes de ser abandonada. Su madre, abuela en realidad, funcionaba como si fuera la verdadera mamá, debido a la juventud de su hija, aunque ella estaba también separada del marido. Mientras, la hija buscó otra relación y de ella nacieron dos hijos más. Pero, hace un año, el marido murió accidentalmente de un disparo en un asalto a una tienda de comestibles. La esposa se encontró de repente con cuatro hijos  sin ingresos. Trató de obtener legalmente una indemnización por el percance de su marido. Cuando ganó el caso, la suegra apareció en escena para reclamar la dotación alegando ser la madre del marido fallecido. Hubo altercados, y a la esposa viuda se vio en la calle con sus cuatro vástagos, sin un lugar donde estar. La guardería infantil además acaba de subir las cuotas y ella apenas puede pagar lo exigido por los dos hijos asistidos todavía en ese lugar. Y, por último, la mamá-abuela acaba de sufrir un amago de peritonitis y debió ser ingresada urgentemente en un hospital. Para concluir el caso, la madre de esta abuela de tan sólo 32 años, vino para decirle a su hija que debe apechar con las consecuencias de sus actos, y, a su vez, la conminó a desaparecer de su vida. 

Una familia trata de ayudar a esta joven abuela y a su familia. Lo dramático de esta historia reside en ese comportamiento aprendido de padres a hijos, cuando los hay y están presentes. En lo social, no se fían de nadie. En lo laboral, el hijo mayor trata de trabajar limpiando las mesas de un pequeño restaurante. La madre, trabaja cuando puede el la casa de una familia ayudándoles en las tareas diarias. A su vez, la familia trata de solventar los problemas incesantes de esas liebres aparecidas en el camino.

Los temas de las películas no le llegan a descalzar a esta saga actual. Por ejemplo, la tan galardonada película Roma encuentra al menos una cierta amistad con los miembros de la familia para quien trabaja la sirvienta. 

Una de los aspectos más duros para esta clase de personas, estriba en la imposibilidad de devolver ni siquiera alguno de los favores recibidos. 

Esperan casi nada de los demás. La caridad no suele moverse por los caminos pisados por ellos. Y las ideologías pueden llegar a ocultar el miedo y la desconfianza, pero no resuelven siquiera una pizca del problema porque no se encaran con la realidad, sin la cual la fe se desvanece.












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