¿De verdad se aparece la Virgen María?

La Virgen María es la madre de Jesús, que es Dios.
Luego  María es madre de Dios.
Pero lo más interesante es que también es madre nuestra, por designio de su Hijo cuando estaba muriendo en la cruz.

Para calar a fondo esta realidad nos puede ayudar el pensar cuándo las madres aparecen en la vida de sus hijos. La respuesta es, siempre que pueden. Una madre está pendiente de cada uno de los hijos. Sin embargo, en los momentos cruciales, aparecen en el camino.

En la historia de la cristiandad, su primera aparición es para decir sí al anuncio del ángel Gabriel. Luego se va a saludar a su prima, que la necesitaba por ser de edad avanzada y porque iba a dar a luz pronto. Por supuesto, se nos habla de ella en el momento del nacimiento de su Hijo, para dar la bienvenida a los pastores que la visitan, y para encontrarse con los Reyes cuando, postrados, adoran al Niño. 

Después, debe escapar a Egipto junto con José, su esposo, y el Niño. A su regreso, pasa desapercibida en una pequeña aldea de Galilea, Nazaret. Vuelve a las escenas de los evangelios cuando Jesús tiene 12 años y van con José a Jerusalén para la Pascua. De nuevo, un silencio de 18 años, hasta que Jesús comienza su vida pública y asisten a las bodas de Caná. 

Por último, fuera de menciones esporádicas durante los tres años de correrías de Israel, aparece la Virgen en el Calvario, junto a la cruz donde su Hijo está enclavado.
Ahí, precisamente, Jesús la hace madre nuestra en la figura de Juan, su discípulo amado.

¿Qué significa esto para nosotros? Maria tiene un carácter determinado y su peculiar modo de hacer. Cuando uno no se puede valer por sí mismo, cuando no puede entender un nuevo camino a recorrer, cuando está en peligro, a la hora de la muerte.
De las apariciones más conocidas, en Lourdes se muestra en unos momentos de zozobra en la Iglesia, y afirma que ella es "la Inmaculada", la concebida sin mancha y vivida su vida sin pecado alguno. El racionalismo en auge de esos tiempos, sobre todo en Europa, se estrella contra esta revelación, que ya estaba inscrita desde hace dos mil años en el saludo del ángel cuando al saludarla, le dice: "Llena de gracia".

En Fátima, en 1917, a tres niños les dice que se avecinan tiempos de guerras como nunca antes. Pide que recen el Rosario. En los momentos de peligro, es el remedio.

En Garabandal, en el norte de España, en Cantabria, les habla a las 4 niñas del "fin de los tiempos", y del "aviso" previo que todo el mundo verá. Serán tiempos terribles, y la Virgen no puede dejarnos solos. Nos avisa con cariño para que nos volvamos a su Hijo y, de esta manera, no perezcamos en el abismo infinito de fuego que no se extingue. Quienes descifran los datos sueltos de estas apariciones sugieren que el 13 de abril, de 2017 veremos de una manera clara todo esto.

Cuando la Virgen de Guadalupe se aparece a Juan Diego en México, nacía una cultura cristiana de la mano, mejor dicho, del regazo de María. No te preocupes, le dice la Virgen a Juan Diego: "¿No estoy aquí que soy tu Madre?" Nadie se hubiera imaginado entonces el renacer del cristianismo en las culturas de América, tan alejadas de sus comienzos. De nuevo, María acude en los momentos de incertidumbre, cuando se están abriendo caminos de luz para todas las naciones. Aparece vestida de sol, con la luna bajo sus pies, con la corona de doce estrellas sobre su cabeza, y, sobre todo, con las constelaciones de los astros a su espalda y en cinta, esperando a su Hijo. La prueba única de esta visita se halla en la tilma de san Juan Diego, donde ella graba su imagen en un tejido tosco. Era el nacimiento de la fe en México y, después, en todo el continente americano.

La Virgen, como vemos, se muestra en el nacimiento a la fe, en los momentos de peligro para la fe y para la Iglesia, y también en la hora de la muerte, como le pedimos diariamente en el avemaría. Ruega por nosotros "ahora" y "en la hora de nuestra muerte". Ese ahora es intemporal; ella siempre está a nuestro lado, pero en esas fechas en que la fe debe reafirmarse, ahí está especialmente.

Y en la hora final, ese "fin de los tiempos" que leemos en los evangelios y en el Apocalipsis. Si los pasajes del Apocalipsis son terribles cuando los leemos, la realidad de esos sucesos será, como nos dicen, para morirnos de espanto. Por eso nuestra Madre se muestra en estos días para anunciarnos de esos momentos, en donde el diablo y sus ángeles se moverán a placer para la perdición de muchos.

La mente creativa, que para algunos es el tipo de educación a impartir y así preparase para el futuro, consiste en "descubrir nuevos fenómenos, nuevos problemas y nuevas preguntas y puedan contribuir a su resolución". Pues bien, en estos brochazos que hemos trazado, deberíamos ser capaces, por lo menos, de intentar rechazar este paradigma mariano si es que no nos convence mucho este tipo de presentaciones.

Pero tenemos también la esperanza de que todo eso que está anunciado en la Sagrada Escritura llegue a cumplirse, y por lo que vemos en estas apariciones de la Virgen María, nos está insistiendo que, ahora sí, el tiempo está cerca.





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