Los españoles se olvidan de ser ellos mismos

Contrario que a los fariseos, que se jactaban de no ser "como los demás hombres", los españoles tienden a ser como los demás, aunque en el camino se dejen a jirones la piel de su identidad.

No hace mucho, la filóloga española María Elvira Roca, con su libro presentado en Madrid la semana pasada, Imperiofobia y leyenda negra, abre una caja de Pandora en medio de la cultura, y toca el nervio más sensible de la historia de España: el de sentirse menos que los demás hombres, sobre todo los procedentes de los países europeos desde el siglo XVII, pues nos aventajan en todo.

¿Remedio? Hacerse como ellos. Pero esa España de costas impolutas, de comidas exquisitas preparadas por chefs de talla internacional, de atletas competentes y de equipos de fútbol "campeones", de corridas de toros, de fiestas incomparables al estilo de los sanfermines de Pamplona, de las Ferias de Sevilla, de las interminables y multicolores Fallas de Valencia, se deben enfrentar con las estadísticas de esos mismos países de la Unión Europea a donde deben de nueva cuenta emigrar los jóvenes preparados por falta de empleo. Desde los comienzos de la crisis en 2008, 800 mil españoles han buscado trabajo en el extranjero, algunos aun contando con estudios superiores. El 75% de los jóvenes asalariados en España tienen un contrato "temporal".

Esta carencia de creatividad sonroja, sin duda alguna, y se mezcla con las leyendas negras de la historia, de la que son buena parte de la culpa los "intelectuales" españoles. Por ejemplo, la filóloga mencionada, M. Elvira Roca, mantiene con datos, que desde el siglo XVIII, con la llegada de los Borbones, "los intelectuales españoles han tenido que ser hispanófobos para tener prestigio" (El País, 26. 02.17, "Ideas", p. 7).

Estas leyendas se deben en  parte a la incapacidad de estos intelectuales españoles,  de contrarrestar con datos, con investigación, los bulos propalados principalmente por el humanismo y la Ilustración, siempre de procedencia protestante. Se trataba de desprestigiar la cultura católica venida en su mayoría del Sur de Europa.

Estos ataques, sin duda, han hecho mella. La moral se ha puesto com ejemplo de subdesarrollo cuando se compara España con los países de la Unión más prósperos. El famoso "destape" después de la muerte de Franco, fue la manera de "ponerse al día" con el resto de Europa. Ya no había razón para restringir más estos estilos de vida "avanzados".

Entonces, se ha trabajado mucho y bien en la España actual, pero se sigue padeciendo ese déficit de identidad en las cuestiones verdaderamente de peso. Y tiene España con qué, si mira despacio la historia tal como lo hace la filóloga Roca Barea.

Se han olvidado de ser "ellos mismos". Se ha ido cambiando la fe, los valores que hicieron grande a España, por un plato de lentejas.







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