Misericordia y dinero: ¿puede ser?







Esta lista con algunas de las obras de misericordia más elementales, puede ayudar a calibrar los desmanes que se comenten a diario (ver artículo más abajo), y a considerar las maneras de ejercerlas  durante este Año de la Misericordia. 




La amistad dura a veces mientras dure el poder del dinero. No en vano, las obras de misericordia empiezan por compadecerse de las carencias ajenas. Honoré de Balzac decía que la avaricia emerge donde termina la pobreza. 

Mientras la misericordia surge del corazón, como hija de la caridad, la avaricia es el signo más patente de su enfermedad. Hoy da vergüenza cómo, sin pudor alguno, se manifiesta esta carencia en el mundo y no se vive entre quienes deberían ser ejemplares. 

No se ha oído jamás que un político pronuncie esta palabra en sus discursos, aunque luego se reúnan en París durante semanas para hablar de los problemas del mundo en hoteles de cinco estrellas, por lo menos. Como si esta expresión, misericordia,  fuera maldita en la jerga de quienes detentan o luchan por el poder.

El paso de los refugiados por Asía y Europa se llena de tropiezos, aunque razones no falten para poner obstáculos en cada uno de los países desarrollados por donde circulan.

En América Latina, ocurre lo mismo. En el momento que el presidente Santos de Colombia se entera de que el galeón San José, barco español hundido con tesoros cuyo valor se calcula en millones de euros a bordo desde el siglo XVIII, dice, somos amigos de España pero nadie se llevará un céntimo de aquí, porque estas monedas son patrimonio de los colombianos en mis aguas territoriales. Se le han olvidado las FARC aunque ya lleva tres años conversando con ellos en las tranquilas playas de La Habana.  

La Kichner pierde las elecciones en Argentina frente a Macri, y tiene que ser un tribunal de justicia el que diga hasta cuándo le dura el poder. Las navidades de esta pobre mujer, que no se resigna a dejar el poder, ahora sin los recursos de los ciudadanos, prometen ser agrias. Ni siquiera se presta a dar el "palo"  (bastón) de mando a su sucesor. Es vengativa, y esta mujer no es histérica sino histórica: no olvida.

Algo parecido le pasa a Maduro. No me voy, porque no me voy. Es un gran argumento para un perdedor nato, que, como su amiga la Kichner, ha perdido su capital político y, como ave de rapiña, se agarra con las uñas a lo poco que aún le queda del petróleo, enojado.

La famosa brasileña Dilma Rousseff. No ha dejado títere con cabeza. Una marxista de los viejos tiempos, arruina al país y emprende la "lucha de clases" hasta con sus colegas, a quienes acusa de traidores por no soportar más la caída libre de su presidencia debido a una pésima administración. Aplaude Lula, que desea volver a ser presidente de Brasil. La Dilma, rabia.

Buena parte de las guerras de la historia se han librado por causa del dinero, que se viene tras el poder político.

La avaricia rompe el saco. Y siempre encuentra una razón para no acudir y acoger al necesitado.


















Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra