Caminar a oscuras










Juventud divino tesoro: Caminar a oscuras
Johannes Vermeer (1632-1675), pintor holandés del siglo XVII, era una genio de la luz interior. La joven de la perla muestra especialmente una mirada, que cautiva por su claridad y limpieza, tal vez uno de los once hijos del pintor. Se le ha llamado a esta pintura la Mona Lisa holandesa.





Se ha querido relacionar esta pintura con san Francisco de Sales. Si bien Vermeer es contemporáneo del santo, no consta en ninguna parte que hubiera leído La introducción a la vida devota, donde aparece el siguiente comentario y el simbolismo que la perla encierra.
Siempre las señoras, así en los tiempos antiguos como ahora, han tenido la costumbre de colgar perlas en sus orejas, por el placer, dice Plinio, de oír el ruido que hacen al chocar unas contra otras. Mas yo que sé que el gran amigo de Dios, Isaac, envió unos pendientes, como primeras arras de su amor, a Rebeca, creo que este adorno místico significa que la primera cosa que un marido ha de poseer de su esposa y que ésta ha de guardar fielmente, es el oído, para que no pueda entrar por él otro lenguaje ni ruido alguno que el dulce y amigable rumor de las palabras honestas y castas, que son las perlas orientales del Evangelio, pues nunca hemos de olvidar que las almas reciben el veneno por el oído, como el cuerpo lo recibe por la boca.

[Introducción a la vida devota, Tercera parte, cap. XXXVIII, «Aviso para los casados»]
Lo interesante de este comentario de Francisco de Sales, patrón de los escritores, la importancia dada a la "palabra" para mantener la limpieza del alma cuando se trata de "palabras honestas y castas, que son  (las) perlas". Algunos han querido ver en la perla una alusión a la "castidad". De la misma manera, las palabras pueden convertirse también en "veneno" para el alma.
La raíz de la importancia del "oído" se puede encontrar en las cartas de san Pablo, donde menciona su importancia para la fe. La fe, dice, viene de la escucha, semejante a decir  de la "obediencia", ya que la etimología de este término ob-audire significa "de-escuchar".
Paul Claudel (1868-1955), padre de familia, escritor y embajador francés (cuyo cuerpo se encontró incorrupto cuando profanaron su tumba en 1980), decía que "el ojo oye", trasladando la importancia del oír para llegar a ver. Concretamente, en el caso de la fe, se resuelve en la "respuesta" que el hombre, desde su libertad, asiente a lo que le ha sido revelado porque es verdad, algo que la razón acabaría aceptando aunque no se le hubiera ocurrido antes pensar tal cosa.
Hoy hay mucho ruido. Para muchos, la perla se ha convertido en una manera sutil de seducción. Las palabras, tantas veces vacías, ya no se escuchan porque no se refieren a lo real, y, por tanto, se hallan desprovistas de significado.
La palabra, su fin, es la verdad. Digna de ser oída para no caminar a oscuras. La juventud no encuentra a veces el tiempo y el espacio para escuchar lo único que merece la pena. "Sólo una cosa es necesaria", le advierte Jesús a Marta, siempre atareada. En escuchar y poner en práctica lo revelado por Dios, consiste el "hacer su voluntad". La luz de la fe impide caminar a oscuras.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra