La "musa placentera" y la Navidad













Hermes atándose la sandalia
François Rude (1784-1855) - Ricardo André Frantz (User: Tetraktys), 2006.






Aristóteles ya se quejaba en su tiempo de la musa placentera, encargada de halagar al público del teatro griego con melodías corruptoras que nada tenían que ver con la trama de la obra representada.


El vicio incoado con estas prácticas iba a desembocar con un desprecio de las leyes en favor del placer, y se fue perdiendo a su vez, la vinculación del teatro con el culto a Dioniso, verdadero origen del mismo, cuando el Estado se fue haciendo cargo de los costes económicos debido a la dificultad creciente de su mecenazgo, hasta entonces en manos de los coregos, personajes influyentes que disfrutaban de buena salud en sus finanzas.

Pues bien, esta musa placentera incide cada vez más en nuestras celebraciones navideñas y en las todavía más importantes , fiesta de Pascua. Mientras ésta invita a recalar en las playas, lejos de los templos, la Navidad sucumbe con la retórica persuasiva del comercio, cuyo dios Mercurio viene a ser el Hermes griego, hábil en borrar las fronteras entre los pueblos y en seducir con el discurso. Hoy apreciamos este difuminado en los límites entre lo religioso y el comercio, donde lo primero se queda, con frecuencia, como un recuerdo del pasado, vivo sólo entre los más conservadores.


En honor a la verdad, el que persuade no es el discurso, sino uno mismo es quien se convence de la bondad de una propuesta frente a otra. Depende de la voluntad, para no caer en el mismo guión que Eva. Nos ceñiremos ahora a lo que afecta a este reposo navideño.

Los coregos actuales vienen de la mano del comercio. De ahí la presencia en las calles de 
atractivos reclamos para los transeúntes, que deambulan de uno a otro comercio con el fin de dar rienda suelta a sus deseos insatisfechos. ---Bueno, parecen pensar, tal vez sea un poco caro esto y no me haga mucha falta, pero me lo merezco.

El sentido religioso de la Navidad se va oscureciendo, sin duda. ¿Qué se puede hacer? Como en tantos otros temas, pero en este particularmente, la solución comienza por la familia. Lo que ahí se viva, el nacimiento, la corona de adviento que es la espera, el árbol, los cambios en la decoración de la casa con pequeños detalles navideños, la música ambiental relacionada con villancicos, puede ser una manera de poner el comercio en su lugar.

En efecto, el intercambio de regalos en la noche de Navidad o en la de Reyes, tiene sentido si se inserta en la tradición de quienes en todo el mundo se alegran por esos deseos de  paz y de cariño entre los hombres de buena voluntad, tal como el coro de ángeles cantaba precisamente el día en que el Niño Jesús, viene a vivir con nosotros de la mano de María y José, para que nos pudiéramos salvar.

Estábamos perdidos, pero ahora ya contamos con un camino seguro. Es la razón de nuestra alegría 






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