Como en Belén, no hay posada para Dios en la ciencia


                                                          

Sólo Dios es un ser simple. Por eso no se puede           demostrar por  medio de métodos físicos, complejos.

Todos los demás seres tienen cierta composición de infinito y finito. Así las cosas, el diablo, por ejemplo, es un ser compuesto de mentira y malicia (En cierto modo, su materia sería la mentira misma pues él es su "padre" y la engendra, y su forma la maldad). Satán no sabe de la verdad ni quiere hacer el bien. El resultado de esta combinación  lleva a un ser real dotado de una fealdad inimaginable.

Sin duda, hay una especie de runrún persistente que amenaza con quitar de mil maneras los restos de certidumbre del alma de los justos, instalando así el reino la desesperanza y el desánimo en un presente sin visión de futuro. El corto plazo lo llena todo, y "nueve de cada diez científicos de élite son escépticos", según el premio Nobel de Química, Harold Kroto (para una versión que critica estos datos, ver http://www.religionenlibertad.com/de-verdad-no-hay-cientificos-de-elite-creyentes-un-nuevo-estudio-46835.htm).

Moisés Naim, hombre versado en la política internacional, se atreve a mirar al pasado para encontrar pautas que den sentido a la historia reciente. Pero se mueve a  ras de  la materia con  algún garabato de sensacionalismo apto para llenar las páginas del periódico.

Informa sobre el agua de Marte, el caluroso año que bate los registros, querencias para eliminar el CO2, disminución del crecimiento de la economía china, caída de precios de las energías no renovables, disminución de países hegemónicos en Latinoamérica, un horizonte sin poliomielitis en África, y la insurgencia de Donald Trump en la política norteamericana.

Su materialismo profesional patente no deja una sola rendija a las cuestiones relacionadas con el espíritu, que conmovieron al mundo durante este año pasado. Por ejemplo, el Papa se ha paseado por los lugares llenos de miseria dando esperanza, delante de millones de personas de varios continentes. También Francisco se refirió a la familia como centro para edificar la paz que falta en el mundo. Y las matanzas debido a las creencias religiosas caen en el olvido si es que se han recordado alguna vez.

Tampoco encontramos una sola referencia a ese confluir de desastres naturales que han atosigado la vida de millones durante este año. Lo llamativo no son los "desastres", sino su confluencia.

No observamos siquiera una mención a la región de Oriente Medio, quizá porque el autor no lo ve relevante en el contexto de casi dos mil años de luchas inacabables, pero que tal como el mundo se encuentra hoy, una chispa de esa región puede incendiar todo el globo, debido a las estrechas relaciones que guardan unas con otras, donde sólo Siria lleva ya más de 400 mil entre muertos y desplazados. 

El paulatino apagamiento de la fe  en aquellos lugares que, como Europa, han sido cuna de tradiciones y de santos. La indiferencia religiosa, contrario a lo que se piensa,  es el lodazal de aguas tranquilas, donde se enconan toda suerte de maldades y fanatismos, como los acaecidos a principios de este año: 21 cristianos egipcios fueron decapitados por miembros del Estado Islámico.

El escándalo anual de los 40 ó 50 millones de abortos practicados en el mundo cada año. Uno no se explica cómo puede pasar desapercibido este crimen y, sin embargo, se rasgan las vestiduras quienes todavía son guardianes celosos del holocausto de la II Guerra Mundial.

Cada loco con su tema. Shakespeare cerraría este comentario con el título de una de sus obras: Así es si así os parece. Como en Belén, el hecho de que no haya mucho lugar para Dios en la ciencia de algunos científicos ni en las noticias de los media, no quiere decir que no exista y no nos esté pidiendo posada ahora.









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