Entender la misericordia divina





Es difícil. Es un largo camino. Pero como el de los Magos, culmina en el portal de Belén, que no tiene puertas, para que entre el que quiera, después de una larga travesía. Sin embargo, como en todas las cosas de Dios, resulta difícil desentrañar la misericordia.

Tal vez por eso tan pocos la viven. Los políticos ni siquiera la citan. El asunto es que quienes no la practican no la alcanzarán.

Tratar de vivir la misericordia y no alcanzarla es distinto de no intentarlo por no saber o bien por desentenderse del asunto. Aunque queda en duda el admitir ignorancia, pues nadie quiere que no le atiendan cuando tiene alguna necesidad.

Ahora tenemos un año para ir calando, poco a poco, en esta noción, real y concreta.

Sabremos si el Año de la misericordia nos acerca a Dios si nos acerca a los demás. Como resultado, deberían acabarse todas las guerras y las enemistades entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre vecinos...

Los políticos de todo lugar, inclinarán de una vez la cerviz para escuchar y así servir a los ciudadanos. Los artistas y las llamadas celebridades dejarán de enseñar lo que no deben, y aprovechar su ascendencia para compartir los caminos de la verdad.

Los sacerdotes y religiosos, se limitarán a encararse con la verdad revelada y transmitirla, sin alteraciones, a sus feligreses. Sería deseable que predicaran con el ejemplo, como los padres de familia.

En fin, debería ser el tiempo en que el niño mete la mano en el nido de la serpiente y donde el león juega y pasta con el cordero.

Tenemos un año de misericordia para hacer la travesía. 


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