Llanto académico
No resulta fácil seguir viviendo cuando el Estado le retira la ubre a los succionadores crónicos.
Echamos pestes siempre contra el Estado, contra el gobierno, porque somos personas dedicadas a las artes, a las letras. Somos libres y podemos, mejor dicho, debemos denostar a quienes ostentan el poder, de oficio. Así mostramos el ejercicio de la libertad. Eso no quita que el jefe del gobierno nos deje de amamantar. Es su obligación.
Pero, el Estado o las instituciones oficiales deben alimentar muchas bocas. Y hay prioridades y escasez de recursos. Los alumnos de facultades, de cuyo nombre no puedo acordarme porque han crecido como las setas las carreras que no encontrarán empleo al final de su ciclo académico; los artistas de cine y los productores que tienen ideas brillantes que no pueden realizar porque escasea la ayuda oficial; los sindicatos que quieren más nutriente o amotinarán a las masas de trabajadores, aunque ellos mismos los han estafado miserablemente durante años con los recursos destinados a favorecerlos en su desempleo; en fin, hay una larga lista de vividores de las ubres oficiales.
Ahí tienen al académico de la Lengua, Pérez Reverte, más conocido como Arturo. Juzga al Estado y lo declara reo de abandono a la institución de la que forma parte. No somos cualquiera, para que nos ninguneen, dice el académico. Ya no nos visitan en nuestras "instalaciones"...Como dicen en ese español mexicano que tal vez Pérez-Reverte aprendió mientras escribía en el noroeste de ese país: "ya no nos pelan".
Todos estos artistas, se ven menospreciados porque, a veces, no se instala un museo donde a ellos les gustaría, o porque no respetan el lugar parisiense donde Picasso pintó el Guernica. El mantenimiento de esas instalaciones, suele costar una fortuna, y no siempre se tiene la calderilla a mano para sufragar el coste.
Los desempleados en los barrios de la capital francesa escalan a niveles de escándalo; por no citar los de las provincias españolas. La ubre, por eso, está desgastada y ya no da leche. Da pena.
Echamos pestes siempre contra el Estado, contra el gobierno, porque somos personas dedicadas a las artes, a las letras. Somos libres y podemos, mejor dicho, debemos denostar a quienes ostentan el poder, de oficio. Así mostramos el ejercicio de la libertad. Eso no quita que el jefe del gobierno nos deje de amamantar. Es su obligación.
Pero, el Estado o las instituciones oficiales deben alimentar muchas bocas. Y hay prioridades y escasez de recursos. Los alumnos de facultades, de cuyo nombre no puedo acordarme porque han crecido como las setas las carreras que no encontrarán empleo al final de su ciclo académico; los artistas de cine y los productores que tienen ideas brillantes que no pueden realizar porque escasea la ayuda oficial; los sindicatos que quieren más nutriente o amotinarán a las masas de trabajadores, aunque ellos mismos los han estafado miserablemente durante años con los recursos destinados a favorecerlos en su desempleo; en fin, hay una larga lista de vividores de las ubres oficiales.
Ahí tienen al académico de la Lengua, Pérez Reverte, más conocido como Arturo. Juzga al Estado y lo declara reo de abandono a la institución de la que forma parte. No somos cualquiera, para que nos ninguneen, dice el académico. Ya no nos visitan en nuestras "instalaciones"...Como dicen en ese español mexicano que tal vez Pérez-Reverte aprendió mientras escribía en el noroeste de ese país: "ya no nos pelan".
Todos estos artistas, se ven menospreciados porque, a veces, no se instala un museo donde a ellos les gustaría, o porque no respetan el lugar parisiense donde Picasso pintó el Guernica. El mantenimiento de esas instalaciones, suele costar una fortuna, y no siempre se tiene la calderilla a mano para sufragar el coste.
Los desempleados en los barrios de la capital francesa escalan a niveles de escándalo; por no citar los de las provincias españolas. La ubre, por eso, está desgastada y ya no da leche. Da pena.
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