Enfermedad terminal y una plegaria agradecida

Tengo un amigo enfermo, con cáncer. Con los tratamientos va tirando del carro de la vida. Todavía trabaja. Aprovecha los rincones  de asueto del calendario para internarse y recibir la terapia adecuada.

Mi amigo es un hombre bueno, pero la enfermedad, lo está llevando al límite de su paciencia. Está cansado de soportar tantos repuntes de ese cáncer hepático, que va haciendo de las suyas en el sistema inmunológico.

Como este amigo tiene creencias católicas bien arraigadas, no le tiene miedo a la muerte porque está preparado para dar el salto cuando Dios quiera.

Pero el problema es ese mientras llegue el momento de dar el salto. Encerrado en su habitación, conectado siempre a algún alimentador de sustancias químicas, las horas y los minutos discurren lentamente. No acaba de llegar el momento de dejar la cama de hospital, para irse a descansar mejor a la suya, en su casa.

Llega la Navidad, y todos esperamos que la pasará en su casa. Por si acaso, otro amigo suyo, reza como lo hacía la beata Teresa de Calcuta. Hace una novena de diez "acordaos" a la Virgen. La novena no va deslizándose durante nueve días, sino que reza las diez plegarias en unos minutos. 

¿Por qué diez y no nueve? Bueno, la décima es de acción de gracias. La Beata de Calcuta así lo hacía, y funcionaba. Este amigo hace lo mismo. Por eso está seguro de que esta Navidad, el paciente estará en su casa, con su familia, dando también las gracias a Dios, por haberse encarnado en María, y porque ya estará curado.






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