Educar con paños calientes

Para que la cuña apriete, madera del mismo palo. Es un dicho que ha perseverado en el lenguaje popular, porque encierra una buena dosis de sabiduría.

El significado del dicho va en la línea de no aplicar paños calientes,  por ejemplo,  a una invasión infecciosa de gran calado. Se debe actuar con energía y con los medios apropiados,  si de verdad se quiere curar una situación peligrosa.


La educación de hoy en día, sin embargo, en muchos aspectos, pasa por ese estado de andarse con pamplinas en  asuntos verdaderamente graves. Lo que en la actualidad vemos en nuestro entorno y deploramos, ya anida de antemano en las aulas desde los primeros años de kínder. 

El niño no quiere hacer lo que le mandan; el niño molesta a sus compañeros; el niño no va a la escuela porque dice que hace mucho frío; el niño quiere seguir los pasos sugeridos por un catálogo de venta de juguetes donde se ven que las niñas montan una motocicleta y los niños pasean una muñeca.

El principio en todos los casos es el mismo. No hay que violentar los gustos de la criatura porque se podría "frustrar", un término freudiano que las mamás manejan cuando les parece que deben exigir a sus hijos lo debido  pero no se sienten determinadas a hacerlo.

Al nacer, antes se sabía lo que venía. Con sólo mirar, ya era suficiente: niño o niña. Así ha sido por miles de años. Pero, ahora hay que esperar, porque nunca se sabe lo que puede ocurrir en un dilatado proceso de crecimiento.

Actuar con precipitación en el desarrollo de la persona nos enfrenta a un juicio potencial sumarísimo de parte de la comisión de derechos humanos. Y los padres, en caso de fallar en contra esta corte suprema que nos cuida a todos, tendrían que ir a una escuela para ser reeducados de este tremendo vicio de imponer, a lo que todavía no es, un punto de vista arbitrario.

El hijo de una familia no tiene por qué no sentarse en la taza del baño a partir de cierta edad cuando desea orinar, para así no inducirlo o violentarle con una práctica que la criatura todavía no  ha elegido. Lo importante es que los padres no sabemos  si lo que tenemos en frente es niño, niña, o, si con los avances de nuestras ciencias,  un psicólogo   amigo de la familia vislumbra en ciernes algún rasgo premonitorio de un "género neutro", porque  a la criatura le gusta cantar, por ejemplo,  "ni soy de aquí, ni soy de allá...".

Para que la cuña apriete, madera del mismo palo, sobre todo en el terreno educativo.










Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra