El amor de san Juan

El hecho que el apóstol san Juan viviera hasta el segundo siglo de nuestra era, no supone más que un dato interesante de la historia de quienes acompañaron a Jesús durante tres años porque sobrevivió a todos sus compañeros.

Lo que resulta definitivo de esta figura de la Iglesia naciente, viene dado porque además de una larga vida, escribió. Pero escribió después de meditar larga y pausadamente la esencia del cristianismo, derivada de la convivencia personal con Jesucristo, el hijo de Dios.

El evangelio de Juan viene a narrar de forma peculiar la creación del mundo, donde se pasan por alto los detalles cuánticos, y se adentra el autor en la vida de Dios que decide por amor venir a poner su tienda entre nosotros.

Pero nos deja  tres cartas, dando una lección de vida verdaderamente cristiana, siguiendo a la persona de Jesús. Un seguimiento de amor, ayudado por la gracia, que nos invita a ser cooperadores de la verdad. Es decir, el apostolado que se nos exige a cada uno no es más que el amor que se derrama a los que por nuestro camino pasan.

Por eso el Apocalipsis no es sino una invitación a vivir la caridad, en espera de que la justicia restablezca todas las cosas en Cristo, en medio del fragor de batallas que, aparentemente parecen perdidas, pero que sabemos de antemano ganadas.

Al considerar estos aspectos de la vida cristiana al concluir el año en las lecturas del apóstol Juan, nos llenamos de esperanza y validamos lo que vale gastar una vida por amor.

San Juan, al recapitular su vida junto a la experiencia de Cristo, nos revela que Dios amor, quiere, ama, a cada criatura creada por Él, y que por eso,  siempre ronda a nuestro lado. Es un estupendo legado para acabar el año.

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