Fidelidad en la familia

La más grácil y noble de las mujeres, María, huye de noche hacia Egipto en un pollino llevando en su regazo a su hijo, Jesús, acompañada de su esposo José.

No sabemos más, excepto que debían esperar el momento adecuado para regresar a su tierra de Israel. La historia de las mujeres suele quedar casi siempre en un segundo plano. Pero son ellas las que saben esperar y amar. Y porque saben pueden enseñar a hacerlo. 

La fidelidad es la virtud que resume el amor en la espera. Y la mujer, en este aspecto, ha sido, y es todavía, la fuente que nos queda para aprender esas virtudes tan necesarias en la vida de una familia, de una sociedad.

La mujer debe seguir siendo ella misma, para que se vayan aminorando muchos de los problemas que hoy nos acucian. 








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