¿Trump versus Merkel?: Empate técnico.

Los periodistas han montado un ring, de nuevo. Ahora sitúan en él a Trump frente a la canciller alemana Merkel.

¿Apuestas? Resulta increíble. Un hombre de negocios enfrentado a una política "pata negra".  

Nos quieren sorprender los señores de los media con esta pelea. La canciller Merkel lleva embolsándose los euros europeos debido al pantagruélico "superávit", mientras crecen las desigualdades en la zona, prevalece el alto desempleo y la deuda, según denuncia el comisario de la Comisión Europea Valdis Dombrovskis.

Alemania es el país con el  mayor superávit comercial del mundo (253 mil millones de euros anuales) y Estados Unidos tiene un balance negativo en sus cuentas con Alemania de 50 mil millones, hasta un total de 470 mil millones con el resto de los países.

Pero Alemania paga a la OTAN "menos de lo que deberían" según afirma Trump en su tuit. Y añade: "Esto va a cambiar". Durante los años de la posguerra, Alemania tuvo un buen negocio con el Plan Marshall y con no tener que invertir en un ejército propio, pues la defensa quedaba en manos de los aliados, especialmente Estados Unidos.

Ahora, el hombre de negocios, subido el ring de las "negociaciones" mantenidas estos días en Taormina (Italia), quiere que los europeos y, Alemania especialmente, pague sus cuentas, contribuya más a la convergencia entre los países europeos, y que se vayan equilibrando las cuentas con Estados Unidos.

Esto no le ha gustado a Angela Merkel. Ya habla de haber perdido los viejos amigos de antaño, y de la necesidad de enfocarse a la unidad de Europa, bastante precaria desde hace años, pues cada quien mira para sus propios intereses. 

Por lo tanto, en esta primera confrontación Europa-Estados Unidos, les puede venir bien a ambos, mirar, sin descuidar los elementos que unen (además del dinero), las principales variables contribuyentes al bien común. Los dos países atraviesan una estepa árida con los problemas derivados de la inmigración, aún sin resolver. El conseguir el pleno empleobien remunerado,  representa también para ambos un delicado asunto; para Merkel, porque la economía del euro precisa reformas si se quiere tener una moneda competitiva; para Trump, debe cumplir la palabra dada a los millones de votantes de clase media baja que pusieron el él su confianza.

También, sin descuidar el interior de sus respectivos hogares, no pueden perder de vista la evolución de los países extranjeros cuya incertidumbre geopolítica supone un riesgo constante.

En fin, el duelo se decantará por una especie de empate técnico: Merkel tendrá que pagar las deudas y colaborar más activamente a la unidad de Europa, y Trump deberá consolidar su liderazgo en casa no sólo con triunfos económicos y, fuera, con medidas adecuadas para que se convierta, como le pidió el Papa, un "instrumento de  paz".


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