Si no hay "verdad", ¿qué estamos haciendo aquí?






Ahora resulta que lo interesante, con irresistible poder de atracción, se halla en Saturno.

Quizá allí haya vestigios de vida, pero la Tierra la hay. El mundo anda distraído. Siguen a Pulgarcito (Estados Unidos, NASA), que les va echando unas migajas de pan. Se olvidan de su vida, de dónde vienen y a dónde van a ir, porque les prometen que se pueden encontrar en nuestro sistema solar, vestigios de vida, aunque sea restos de agua congelada.

Pero, como en la misión a Marte de 1976 no encontraron rastros de vida por ningún lado, ahora se debe replantear la misión de otra forma menos radical (para así seguir obteniendo fondos, sin límite casi), es decir, detectar si el planeta rojo ofrece "condiciones para la vida" y, de esta manera, continuar con la misión.

Al pensar estos sucesos, viene a la memoria el pasaje de Jeremías: "...a mí me dejaron, manantial de aguas vivas, para hacerse cisternas, cisternas agrietadas, que el agua no retienen" (2, 13). Y, "...no sembréis sobre cardos" (Ibid., 4, 3), pues la cosecha será inútil.

Ante este panorama, preocupan dos cosas. Una, la falta de definición de vida. No saben lo qué es, o en qué consiste. Segundo, tras el fracaso de la primera exploración a la que  a cualquier aspirante a moverse en el campo experimental le hubiesen puesto un "cero", por no descartar la "hipótesis" después de haber insistido hasta la saciedad en los experimentos practicados durante el primer amerizaje, se cambian las coordenadas del viaje con el único fin de presentar de nuevo un "algo" para seguir "cautivando" a las mentes y crear una opinión pública favorable a este tipo de dispendios.

Desde luego, no se acabarán los pobres del mundo si se reparte entre ellos las cantidades de recursos dedicadas a la exploración del espacio. Ese no es el punto a considerar. Se trata más bien de "adquirir" en vez de "repartir". 

Adquirir sensibilidad para cuidar de la vida presente en este mundo, comenzando por los indefensos, todavía en el seno materno. Si no hay verdad, ¡qué estamos haciendo aquí!

Con la misma sensibilidad con que se cuida de  la frágil mariposa "monarca" por lo menos, volcarse en recuperar a continentes enteros, sumidos en un rezago secular debido, en gran parte, a la voracidad y explotación de los países hoy "desarrollados" económicamente, cuyo auge se fragua durante su presencia a partir del siglo XIX.

Devolverles un poco de la rapiña practicada en sus suelos, en su cultura y costumbres.

 "¡Qué hermoso ves tu camino/ en busca del amor!" (Ibid.,33). ¿Hay alguien ahí, en Saturno o Marte, a quien querer?












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