Hombres con principios, como Mallory, no dan lugar al relativismo




George Mallory y su esposa Ruth. 
Al escalador británico le movía la idea encerrada en la frase Solvitur in excelsis (La solución está en la cumbre). Muere en 1924 al escalar el Everest.



Nos podemos preguntar cómo se origina la corriente tan de moda de pensar cada quien como le da la gana.

Por supuesto, cada quien elige su forma de pensar, y no está encadenado a un tiempo o una escuela filosófica. Pero no, la gente no piensa como quiere, piensa como puede. Este es el gran problema cuando faltan los principios

Me explico. En los comienzos, se pueden elegir los principios; pero, una vez determinado el comienzo, si se desea caminar por la congruencia, deberá mantenerse en el camino emprendido.

Sin embargo, hoy asistimos a un proceso distinto del dado en el Renacimiento, metido en el tobogán de la duda. Mientras en ese tiempo se convertían los hombres pensantes en "animal dudoso", hoy no siquiera se toma en serio la tarea de dudar.

Se elige por gusto, o por que no quedan ya las opciones de chocolate o vainilla. Se elige ser o no ser, no por naturaleza sino porque el mundo propone la moda a seguir o, porque se aficiona el gusto a cierta opción después de haber probado.

Todos estos caminantes a la deriva, que sólo hacen las cosas cuando les apetece, deberían aprender del siguiente chascarrillo. Al encontrarse con su amigo, le dice:

---"Pero, Paco, ¿dónde te has metido?"
---"Estuve en la clínica donde quitan las ganas de fumar". 
---"Pero, ¡si estás fumando"! 
---"Sí, pero sin ganas".

En la vida hay muchas, muchísimas ocasiones cuando cuesta mucho dar un paso más, y 
hay que hacer las cosas sin ganas, como les ocurre, por ejemplo,  a las madres de familia, una y otra vez, al despertarse con el llanto del niño. O cuando el trabajo bien hecho requiere de un detalle más. O cuando puedo ayudar a una persona en un trámite, o con una palabra de aliento para proseguir el camino.

Ninguno de nosotros estaríamos aquí, sin el cariño y el esfuerzo de esa ingente hilera de hombres que, sin merecerlo, nos alentaron a dar el siguiente paso.

Recuerdo a un famoso alpinista británico, George Mallory. Tenía grabada en el frontis de la chimenea de su casa, la frase en latín Solvitur in excelsis. Esa idea le movió a conquistar la montaña más peligrosa del mundo: el Annapurna (Diosa de la fecundidad, en sánscrito), unos de los 10 ocho miles. Su cuerpo sin vida se encontró en 1999 y no llevaba la fotografía de su esposa, que había prometido dejar en la cumbre. 

La idea de la frase Solvitur in excelsis (la solución está en la cumbre), era el motor de su vida. Aun sin ganas, sin fuerzas, hay que dar un paso más. 

Esta cumbre encierra los principios clave de la existencia. Y de ellos se deriva el sentido de todo lo demás. A este caminar se le llama dar pasos con sentido. Y bien vale la pena dar la vida por llegar a la cumbre. 









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