Escribir bien acerca de nada

Hay gente que no aprende. Y lo poco que cree saber se le olvida. ¿Consecuencia? El tal sujeto comienza a sustituir verdades como puños, aprendidas en la niñez, cuando no tenía prejuicios, por unas gansadas astronómicas. Literalmente astronómicas.

La tal sujeto, como abeja laboriosa, va de flor en flor llevándose en las patas saberes recios, de antaño, de los de siempre, degenerándolos con la "incomprensibilidad de la trivialidad" (la frasecita es de M. Heidegger), entre pseudo ciencia y poesía de cocina.

Nos dice la tal abeja que los "astrofísicos" hoy no adentran en los "secretos esenciales". Los serios astrofísicos a los que he tenido acceso, no se jactan (o no deberían) de su conocimiento, pues desconocen el 95% de la asuntos tratados en su ciencia, correspondientes a lo llamado "materia oscura" y "energía oscura".

A quienquiera con un poco de seriedad, debería sonrojarle el aparecer en público y decir que sólo conoce el 5% de su ciencia. Si ese personaje estuviera en una universidad, al día siguiente habría protestas masivas ante rectoría por contratar a personajes con esos niveles de conocimiento.

Pero la tal "abeja laboriosa" nos viene a contar en su columna (no cito su nombre, del cual no quiero acordarme) que los astrónomos, entendidos sólo de una parte nimia de lo físico, van a dar con "el corazón mismo de la vida".

Consecuentemente, la "abeja laboriosa" comienza a olvidar y a sustituir los huecos dejados, verdaderos "hoyos negros", por recomendaciones expresas para toda la población.

Por ejemplo, se nos debería "obligar a todos los ciudadanos a visitar los observatorios astronómicos al menos una vez al año" (cito de memoria). ¡Que no, señora, que no! Lo que se debe hacer por lo menos una vez al año es "confesarse" bien, a no ser que se halle en peligro de muerte.

Creo que lo que usted no conoce, su verdadera terra incognita no está ahí fuera, sino en su conciencia, de oscuridades insondables.