¿Qué hacer si te sientes muy solo?: No se olvide de que es un ser social

No se puede andar solo por la vida. El hombre es un ser social

¿Entonces? Sentirse solo es como tener miopía: no se ve de lejos. Sin embargo, la realidad está ahí, a tu alcance.

Para empezar debemos pone en un papel toda la lista, corta o larga, de los asuntos que nos pre-ocupan. Se enumeran de más a menos importantes. Concentrarse en lo más inmediato.

Luego, se ponen entre paréntesis todos aquellos que no se pueden resolver porque no dependen de nosotros.

Enseguida, se toma una agenda. Ahí se transcribe todo aquello que depende de nosotros para su resolución. Por ejemplo, si estoy desempleado, antes que ir a una oficina de empleo, debo contactar a quienes tienen un trabajo y son conocidos o amigos nuestros. Ellos nos dirán cómo consiguieron empleo y si hay o no posibilidades de trabajar en la misma empresa. Generalmente, la gente va a una oficina anónima para procurar un empleo compitiendo con tantos otros. Mejor es juntarse con personas ya laboran: no olvidarse de que somos seres sociales.

Supongamos ahora que nos falta la salud o el dinero, o las dos cosas. Lo primero que se le ocurre a uno es ir al médico o al banco. Son quienes tienen los remedios para las enfermedades o los recursos económicos. No está mal. Su ayuda dependerá en parte de qué tan ordenado resulte su relato. 

Sin embargo, se puede conseguir la salud del cuerpo o la cantidad de dinero, quizá de otra manera, si tiene tiempo y no se trata de un asunto perentorio. Se deben indagar los casos de quienes, estando en la misma situación, salieron adelante. Por supuesto, habrá sugerencias que no convienen o resultan imposibles de aplicar al caso personal. También aquí, no desestimar que somos seres sociales, y que le importamos a la gente más de lo que a veces nos parece, sobre todo, cuando les preguntamos sobre su experiencia.

Supongamos el caso de Haití. A muchos les preocupa las personas que viven en esta isla. Los habitantes no son muchos, poco más de 10 millones. Pues bien, si la ONU tuviera corazón, además de palabrería hueca, vería qué cosas han funcionado en el pasado, cuando quienes deberían hacerlo no funcionan por lo que sea. Hay un principio que se llama injerencia humanitaria. 

Ante la masacre de Servia, en la década de los 80, las naciones, dirigidas por Naciones Unidas, debido a la petición de Juan Pablo II, irrumpieron para crear la paz, y así poder asistir a los necesitados y evitar más muertes. Algo parecido ocurrió en la Alemania del Este. Daba lástima visitar esos países antes de la reunificación, consecuencia también de la intervención de Juan Pablo II. Por ejemplo, la ciudad de Dresde, cercana a la frontera con Polonia, quedó machacada después de la II Guerra Mundial, y permaneció en ruinas casi hasta 1989.  Si ahora se visita esa ciudad, no la reconocería.

Alguna potencia o un grupo de los económicamente poderosos, deberían acometer la reconstrucción de la isla, para que en una década, la vida se tornara digna para sus habitantes. Es mejor invertir que dejarlos ir a otros países en busca de fortuna. La isla es una maravilla natural, se puede recomponer y sería altamente rentable si se consigue educar a su población. A los empeñados en ir a Marte, les pondríamos de tarea, para empezar, esta preciosa isla habitada por personas afables.

En fin, cuando se intenta cambiar una situación y se torna como una tarea imposible, entonces, debemos acordarnos de que para Dios todo es posible. Hay que volver a rezar con insistencia. 

Porque el hombre es un ser social, él siempre está a nuestro lado.



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