La Virgen del Pilar todavía conserva la fe de América

Esta imagen de Nuestra Señora del Pilar, sita en la parroquia de San Nicolás de Pamplona desde 1912, a raíz de la cofradía nacida en 1679, una réplica de la venerada en la Basílica de la ciudad de Zaragoza.

Ante este camarín contrajeron matrimonio los padres del escritor de este blog.

Para entender el sentido de esta fiesta, debemos irnos al Calvario, justo en el momento que el Señor le dice a su madre, María, "ahí tienes a  tu hijo", y le dice luego a Juan, el apóstol especialmente amado de Jesucristo, "ahí tienes a tu madre".

El evangelio nos narra la decisión de Juan, después del comentario del Maestro agonizante, que la "recibió en su casa".

En esa casa, María y Juan tuvieron sin duda muchas conversaciones sobre los principios de la Iglesia. Y uno de estos primeros apóstoles era su hermano Santiago, un nombre derivado de Diego (san Diego llevó a San-tiago). 

Santiago, según la "tradición" llegó a España para cumplir el mandato de Jesús: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio". Pero el encargo resultaba especialmente arduo en esta provincia romana. 

María intuyó estas dificultades de Santiago y las habría comentado con su hermano Juan. Como muchos otros santos luego en la historia, la Virgen se presentó a las orillas del Ebro (Ibero) en la ciudad de Zaragoza (Cesaraugusta). Apareció encima de una "columna" de jaspe, conservada hasta nuestros días,  y confortó al apóstol Santiago y a sus primeros discípulos, antes de año 44 de nuestra era. Pero apareció en "carne mortal", mucho antes de su partida al cielo. La efigie de la Virgen del Pilar es de estilo gótico, posterior.

La "columna", se conserva hasta el día de hoy para sostener a una imagen de María de estilo gótico tallada en madera. Hoy los fieles devotos pueden besar esa columna por la parte trasera del camarín de la Virgen en la Basílica del Pilar de Zaragoza, mientras los niños pueden besar el manto accediendo a la imagen por la parte delantera. 

Lo interesante de este hecho  estriba en la premura de María en atender como madre a este hijo suyo, Santiago, al que quería de veras, como a Juan, su hermano, los dos predilectos del Señor, y, por tanto, muy cercanos al corazón de María (El fenómeno de la "bilocación", estar en dos simultáneamente, ha sido algo recurrente en la vida de muchos santos en la historia de la salvación. Por ejemplo, el padre Pío de Pietrelcina).

Esta dedicación de María con los primeros evangelizadores, no se detuvo en Zaragoza. Vuelve a aparecer con fuerza en el descubrimiento de América en 1492. La carabela llamada Santa María, avizoró la nueva tierra, precisamente en un día como hoy, fecha de la celebración de la fiesta del Pilar. 

Por las consecuencias que tuvo para la evangelización de América, se llamó a esta fiesta Día de la Hispanidad. Para remarcar el volcarse de María con la nueva evangelización, tarea ardua de veras, la Virgen de Guadalupe  se apareció en 1531, en México, en el  cerro del Tepeyac, a un indio recién converso.

Este hombre se llamaba Juan Diego, que son los nombres de los dos hermanos "hijos del Zebedeo":  Juan y Diego (san Diego, de donde procede Santiago). María no deja de su mano la evangelización, la de ayer y la de hoy. 

Un hombre tan descreído como el Nobel de Literatura, Octavio Paz, escribió que no se explica la fe católica en México y la del continente americano sin la intervención de la Virgen de Guadalupe. Tal vez este señalamiento le valió que a la hora de su muerte en 1998, pudiera confesarse, un hecho poco publicitado.

Entonces, el Día de la Hispanidad puede celebrarse con alegría porque la del continente americano, todavía late con fuerza, a pesar de los pesares. El último detalle de María ha consistido en darnos por primera vez en al historia a Francisco, un papa de estos lares.

Todo comenzó en la cruz. Y el secreto de la  evangelización radica en acercarnos ahí a nuestra madre, que si bien ahora está en los cielos, no nos deja de la mano.