Lo que se cree y lo que se sabe










Construir puentes. Eso es ser pontífice.

Por esta razón, el diablo es el enemigo público número uno del papa. Mientras del papa se espera la unidad, del diablo, se espere o no, viene la división. A esp apunta el prefijo de su nombre: "dia" es separar, dividir.

De ahí la necesidad de establecer puentes entre la "ciencia" y la "fe". Los actos respectivos de cada ámbito, se refieren a una sola realidad. Ya está bien de "dividir", como sistemáticamente se hace cuando se toca un asunto científico y, Dios no lo quiera (decía el investigador famoso), se nombra o se mezcla un asunto divino en relación con la ciencia.

Esta puede ser la razón de que los avances relativos de la ciencia, no acaben de cerrar esas brechas, "divisiones", en cada aspecto importante para la vida del hombre. Para el "conocimiento", ese saber destinado a solucionar los problemas humanos. Para la ´fe", ese otro camino de lo que nos rebasa,  pero donde se encuentra con ese hombre que piensa y las cosas que le rodean.

Si cada cosa en el universo, aun las más pequeñas partículas, tienen un "cierto grado de conciencia" (esto es opinable), entonces, las cosas que pasan por nuestro camino "saben" de alguna manera de nuestra mirada y de nuestro paso. Las partículas elementales no se comportan como algo "sólido", más bien son, según dicen, "campos".

Sin embargo, detrás de todos estos microcosmos y de los grandes espacios donde anidan las estrellas, hay un logos capaz de crear y de poner ordenen lo creado. Es una muestra de la gran capacidad de ordenar lo minúsculo, los hadrones y los quarks, algo infinitesimal (10 a la menos 18), y lo sideral en donde ni siquiera la vista macroscópica  alcanza.

Parece ser, diríamos, que en el universo, macro y micro, no hay un sólo punto donde quepa el azar. Todo lo que es tiene un cierto grado de orden. Es decir, lo azaroso, no existe, y así llamamos a "nuestra incapacidad de comprender un grado superior", diría J. Guitton.

Por esta razón, Francis Crick, premio Nobel de Biología por descubrir el ADN, concluía: "Un hombre honesto, que estuviera provisto de todo el saber que hoy está a nuestro alcance, debería de afirmar que el origen de la vida parece actualmente provenir del milagro, tantas condiciones es preciso reunir para establecerla".

La fe, sin duda, ayuda a construir esos puentes en donde se recobra el sentido. La vida, lo tiene




Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra