Asomarse a la historia de las palabras ilumina la "realidad"



Hoy son muchos los que usan la voz "álgido"  como sinónimo de caliente...





Si es cierto que las palabras nacen al ajustarse el entendimiento a la realidad, entonces, o bien la realidad cambia o cambia la percepción de la misma con el tiempo, a juzgar por el uso y desuso de algunos términos, o por su variación. 

Decimos lo anterior porque hay palabras venidas desde hace siglos tal como hoy las conocemos, como sería el caso de robar, cuyos primeros rastros se encuentran hacia 1140. Por supuesto, esto no se debe a que el "robo" como tal ha sido una constante en la historia; parecería más bien  que, en este caso,  la acción  negativa, una vez fijado su origen en una lengua (en este caso el germánico) se extiende a otras (esta expresión se vuelve común en la mayoría de las lenguas romances), y no sufre variaciones. La voz suegra, por ejemplo, no ha variado desde mediados del siglo XII, proveniente del latín, como si nadie se atreviera a tocarla. Rocín, por ejemplo, se decía del ´caballo malo´ desde los comienzos de la lengua romance, pero va ser la genialidad de Cervantes de llamar Rocinante a principios del siglo XVII al caballo de Don Quijote, y así crea un nombre genérico para cualquier  tipo de caballo.

En fin, no nos imaginaríamos que el verbo traer viene del viejo latín significando "tirar de algo", y, con el tiempo irá dando términos como "abstraer" y "contrato". También "detraer" (quitar mérito), viene de ese verbo original. Más tarde, la lengua catalana dará el participio "retraído" del verbo retret, que pasará de ser "cuarto pequeño íntimo" en ese lenguaje a "retrete", "letrina", "excusado" en castellano.También "sustraer" tiene en estas palabras su origen.

Tampoco la palabra patena ha sufrido variación alguna desde su aparición en el siglo XIII, proveniente del latín, cuyo significado es "pesebre", y se refiere a la bandeja de metal donde se coloca la hostia durante la Misa. Saber este origen puede incluso acrecentar la devoción cuando se ve al sacerdote ponerla en ese platillo y recordar su significado original, desconocido por muchos.

Es fascinante ir siguiendo la historia, siempre, no sólo de los hechos, sino también de las palabras  que los nominan. Tienen mil pasajes y recovecos, pero no porque la realidad cambie, sino porque se descubren matices insospechados que van trasladando el sentido original a una nueva concepción: la misma palabra descubre lo nuevo usando términos viejos.










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