¿"Ir de corbata"..., o "ir a la moda"?


Adán y Eva..., justo después.




Ahora es verano, y el calor arrecia. Además nos ronda el ¨bicho" viral, que no se cansa de hacer de las suyas, causando enfermedades y muerte a su paso. Por tanto, entre la calorina y los cubrebocas, el "ir de corbata" no pinta nada en el atuendo de a diario y esta prenda está destinada a quedarse en casa. ¿Para siempre?

Aprender a vivir es uno de los secretos de la vida (aunque hay alguno más). El atuendo trae de cabeza al mundo, y el negocio de la moda juega con este delirio de pequeños y grandes. Ir a la moda. Parte de esa moda, el "ir de corbata" al trabajo y en las celebraciones sociales se había convertido en un rito; pero vamos viendo cómo el arraigo de tantas costumbres buenas y recias se va deshebrando unas veces por capricho, por terquedad o por llevar la contraria; pocas, por necesidad. 

La "inteligencia" consiste más en pegarse a las cosas, a las personas, como son, más que como nos parece o dejándonos llevar al ritmo de los tiempos. La creación entera se funda en los seres, todos y cada uno, del universo. Pero los ritmos del hombre, no siempre se han sabido ceñir a sus semejantes. Al tomar esta postura se abre una rendija por lo menos a la altanería, intentando mostrar a los demás lo original de sus elecciones. 

Este no coincidir con los demás por presumir de originalidad podría ser el origen de un competir sin sentido en las relaciones sociales y en el mundo. Pero cuando se quiere ser uno mismo, como fue el caso de los primeros cristianos, fueron  causa de la admiración: eran un solo corazón y una sola alma, coincidían, sabían dejar atrás lo no esencial de las relaciones.

Empeñarse en lo no esencial, ayuda a mantener un estilo pero  puede apartar de los demás. No se trata tampoco de seguir la zafiedad si se llegara a instalar como costumbre. De hecho, hoy ya ocurre en tantos ambientes. Además, no faltan quienes, amparados en los "dictados de la moda", llegan a descubrirse en demasía y merecen, como ocurrió con la primer apareja humana, que deban cubrirse con unas pieles de animales para cubrir su desnudez; la pena de ahora es que ya  no sienten  que están desnudos, embobados como están  llamar la atención a su figura en las pasarelas de la vida.

En fin, el "ir de corbata", está bien si, como decía Shakespeare, "así os parece", aunque ya pocos se paseen con ella en parte alguna. La relativa "desnudez", sin embargo, puede llegar a molestar cuando se hace  en público, mejor dicho, cuando se usa al público para sobresalir, sin pensar siquiera en la molestia causada a quienes no acostumbran a ver el desnudo como algo normal en la  vida social, aunque se vaya haciendo moda. 

No sé si en estos casos, por la prisa, falta acabar de vestirse, o falta inteligencia (darle a la persona su lugar).

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra