Aprender a discernir: todo un logro







Todo parece igual cuando no  se sabe discernir.

Esto es válido para un paisaje o para la palabra. Sólo así nos explicamos cómo apenas unos árboles en un cerro pueden llenar el corazón de los provenientes de ese terruño, invocando tiempos pasados llenos de aventuras y recuerdos, cuando se les interpela sobre ese lugar sin distinción, sin algo que descolle entre tantos lugares parecidos. Sin embargo, para el nativo, ese promontorio con apenas adornos de la naturaleza, representan para él la diferencia, lo único, digno de guardarle en la memoria para seguir identificándose con ello.

De la palabra, podríamos decir otro tanto. Son a veces decenas y decenas de palabras refiriéndose a lo mismo, pero de manera distinta, lo suficiente para ser guardados en la memoria, y a pesar del pesar del paso del tiempo, siguen en el pensamiento y en los coloquios de lugareños y transeúntes. Este acopio de palabras se parece a la coraza usada por los guerreros de antaño. Dan seguridad y con ellas se atreven a ir por el mundo en búsqueda de la felicidad.

¡Qué riqueza encierran cada uno de estos encuentros con la naturaleza y con la palabra! Si nos adentramos en esta realidad, podríamos ir desgranando lo común de cada instancia, de cada ser, por diminuto que fuera, y quedarnos con el cogollo de lo específico, y asombrarnos entonces del porqué se dan esos apegos a las palabras y a las cosas, tan parecidas, para un extraño, entre sí.

Veamos alguno de estos casi sinónimos, que así se suele llamar a estos parecidos. La diferencia entre norma y normal, por ejemplo, es suficiente como para prestarles atención. Lo "normal" se roza con lo ordinario; pero la "norma" se establece como algo normativo, obligatorio, por no entrar en el salto de la "enormidad", rayano en algo fuera de lo inusual, fuera del alcance. Asimismo, la noticia, derivada del latín, significa "conocimiento", pero hoy en día se aporta si acaso duda, confusión, debido a la aparición de las fake news, justo cuando se ha desacreditado el término verdad en aras de la libertad, libertad falsa que nos echa en brazos del "relativismo". Todos estos términos danzan juntos en el repertorio de los hablantes, pero los matices entre las diferencias pueden ser abismales.

En fin, volvemos a las esencias de las cosas, consecuencias de  su duración en el tiempo. Véase sino le palabra merced, que llega a ser "paga", "recompensa",  "mercedario"; y, sin embargo,  "mercenario", quien por una paga guerrea.

Es el embrujo de las palabras; si bien se refieren a las cosas, se pierde de vista a veces el sentido de la realidad. Escuchar y silencio: introducción antes de hablar.

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