Vida interior: música para la Navidad

Veo, como todos, el ritmo acelerado de las gentes ya desde ahora, debido a la presencia en el horizonte de los señuelos de la Navidad. Luces, adornos y música  se instalan por doquier, y no queremos descifrar aquí la intención detrás de cada uno de estos actos en el comercio y en la vía pública.

Estamos a tres semanas de las fiestas navideñas, y nunca sabremos si serán las últimas para nosotros o para quienes suelen acompañarnos en esta celebración tan  entrañable. Me refiero a este punto sin querer ser un gafe, un aguafiestas de la Navidad. No. Queremos más bien recordar la gran oportunidad de  compartir con amigos y familiares el verdadero sentido de esta espera, a punto casi de alcanzar su zénit.

El sentido de la Navidad es profundamente religioso, hasta el punto de convertirse en la "segunda"  fiesta más importante del calendario cristiano, sólo después de la Pascua de resurrección, esa noche jubilosa del "Sábado santo". San Pablo nos da la clave de su primacía: "Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe".

El nacimiento de Jesús en Belén de Judea hace dos mil años, se quedaría en una anécdota, comparable al nacimiento de otros hombres con trayectorias por las amplias avenidas de la religión. Pero no, Jesucristo ha resucitado, y por eso nosotros podremos resucitar con él, a la salvación o a la condenación eternas, depende de lo elegido por cada uno.

Sin embargo, la fiesta de Navidad tiene "algo" especial, capaz de congregar a personas y resaltar emociones dormidas. Recuerdo en este punto cómo precisamente en la noche de Navidad de 1886, tres personajes ya santos o en camino de serlo, Teresita de Jesús (se disolvieron sus dudas y su carácter inestable), Charles Foucauld (se acercó esa noche a un confesionario en una iglesia de París con el padre Huvelin), y Paul Claudel (intelectual, literato y diplomático francés).

En fin la Navidad es siempre esa puerta abierta a la esperanza. Cada quien podría añadir varios a esta mención sucinta de tres casos conocidos. Y es que la música de la Navidad suena en el interior de cada conciencia, de cada alma buena.


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