El papa Francisco y la santidad: es para todos, dice.


Este hombre contemporáneo nuestro,  san Josemaría Escrivá,  "vio" el camino apto para que todos los hombres puedan llegar a la "santidad" por medio de las ocupaciones ordinarias de cada día, hombres y mujeres de toda condición y raza. 
Es el mensaje del papa Francisco hoy.





Esta es una buena noticia. Dada hoy, miércoles.

Ya era hora de escuchar algo bueno, entre tanto ruido de traiciones y muerte cuando los media nos cuentan lo acontecido en el mundo.

El papa Francisco dijo fuera de guión, algo suficientemente fuera de lugar, como para dar sentido a toda nuestra vida, como si se tratara de un cuento de hadas.

Decía: todos estamos llamados a la santidad. Pero, ¿cómo?: Haciendo bien las cosas de cada día. Cuidar de los hijos, ir al trabajo y poner buena cara a los compañeros, regresar a casa y encontrarnos con un verdadero lío, porque son muchas las cosas que pasan en una familia normal. Se discute, se discrepa, se grita, se ríe y se llora.. Nada parecido a una balsa de aceite.

Y ahí está lo bueno. La gente normal, vive una vida llena da aventuras; donde menos se espera salta una liebre, y luego, otra, y otra más.

Esto, con otras palabras, pavimenta el camino a la santidad de los matrimonios, de las familias comunes y corrientes en su aventura diaria de tratar de ir haciendo mejor las cosas cada día, aunque no salga según lo planeado.

No hay que estar rezando todo el día, añadía el Papa. Para ir al cielo, sí, hay que rezar, pero en medio del ajetreo de la convivencia llena de sobresaltos porque las cosas no salen como en un guión,  como en el boceto original, siguiendo la monotonía de la lógica, y, por tanto, desentendida de la vida.

El que no quiera vivir su matrimonio así , toda su vida, hasta el final, !!!"que no se case"!!!, advertía Francisco. Nada de ir diciendo, se me acabó el amor. Dios, los santos, los ángeles, están en medio de nosotros para acercarnos a él, para ayudarnos a ir viviendo el amor con cada uno de quienes nos encontramos en el camino, comenzando por la esposa, los hijos, los familiares, los vecinos, los amigos.

Ese es nuestro mundo, y, sin hacer cosas raras, poniendo cariño en cada cosa, llegaremos a esa santidad para la que fuimos creados.

En verdad, esta es una buena y grande noticia. Llena de aventuras. Sin lugar para el aburrimiento.

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