¿Con la democracia basta para resolver problemas?




El pintor Rafael (1483-1520) nos dejó esta impresión de la Escuela de Atenas, donde el el centro pasean, como peripatéticos, Platón y Aristóteles





Quizá todos saben del origen de la democracia. Nace en los monasterios en donde se indicaba en sus constituciones los capítulos y votaciones. Es decir, al vivir los valores del cristianismo en el seno de la comunidad, aforó de manera natural el sistema democrático.

Dios, al crear al hombre, lo puso encargado del cuidado de la tierra. Tenía que multiplicar los granos y las semillas para que le sirvieran de alimento. Pero cuando ese hombre rompe su relación con el creador, cunde el desorden.

Esa relación es fundamental para preservar el orden original. Los monasterios medievales sirvieron de ejemplo a las comunidades de su tiempo para ser creativos. La sala capitular  servía para reunir a los frailes para leer sus constituciones, conocer y conversar sobre algunos aspectos de la vida religiosa.

Unidos por el mismo espíritu podían abrir su alma libremente para exponer sus puntos de vista y dar y recibir orientaciones relacionadas con las reglas y estilo de vida adoptado por  cada uno.

En la sala se alineaban según la edad, los mayores más cerca de quien hacía cabeza, y de manera ordenada iban interviniendo en la sesión del claustro. Así, entre cuatro paredes, se resolvían todos los problemas, democráticamente, porque poseían los mismos valores, sistema nacido en Grecia, si bien iba periclitando conforme los dioses a quienes se recurría para mantener vivo el orden político se fueron dejando de lado.

El sistema religioso cristiano viene a ser un gran adalid para el funcionamiento de las democracias en en el mundo, pues se alimentaron de sus valores para tratar los asuntos con el debido respeto a la vida y a las personas. Si el valor de a vida, de la familia, se empaña, va a resultar muy difícil que podamos seguir llamando democrático a lo que de ninguna manera lo es. O se quedará el nombre, a sabiendas de la vaciedad de su contenido.

Los problemas, paulatinamente, resultarán irresolubles. En el seno de los sistemas llamados democráticos se ha ido la idea de "todo vale" mientras haya una mayoría que lo apoye. Y esas mayorías se van consiguiendo a base de concertar acuerdos circunstanciales entre posturas ideológicas muy dispares, alineadas sólo para conseguir el poder. Posturas prácticas, ajenas al bien de alguien y la verdad de algo.

Es decir, la ausencia de valores fundamentales donde asentar la democracia la deja flotando el mejor postor, preludio de graves consecuencias para cualquier sistema cívico al dejar de lado los principios.







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