Silencio sobre lo esencial



Artistas mejicanos cantan las "mañanitas" ante la Virgen de Guadalupe en su Basílica, a las doce de la noche del día que se conmemora  su fiesta, 12 de diciembre.

https://www.youtube.com/watch?v=CAculUoEAYk





Este silencio sobre lo esencial, clama hoy. 

Pensamos que se debe, en parte, a no distinguir entre lo esencial y lo accidental. Quizá este descuido se deba a ese pasar por alto en el bachillerato, la carencia de materias humanísticas, tan devotos como somos de lo eminentemente práctico. Quizá. 

Pero también se puede achacar tal sobreseimiento, al no querer distinguir entre los matices prácticamente superfluos lo importante. A fin y al cabo, ¿qué es lo esencial?; ¿y lo accidental?

En un país, lejos de España, encontrado "casi" accidentalmente en el siglo XVI, podemos rescatar algunas diferencias entre uno y otro aspecto. Los españoles, al llegar a México con Hernán Cortés en 1519 (si bien habían pisado Yucatán en 1517 y celebrado la primera Misa en la isla de Cozumel en 1518), inquietaron a los aborígenes, con quienes guerrearon, a pesar de las treguas, durante años.

En 1531 ya habían crecido los asentamientos humanos de los españoles, y, los frailes franciscanos, intentaban convertir a la fe católica a los nativos. Tarea ardua.  Octavio Paz, reconocía desde su incredulidad, la impronta "esencial" del catolicismo en la formación de la cultura americana.

Un indio, viudo, Juan Diego, recién bautizado, que vivía con su tío, recibió la visita del cielo de nuestra Señora de Guadalupe, la mañana del 9 de diciembre de 1531. Se le apareció cuatro veces. En la visión, después de las reticencias de fray   Juan de Zumárrraga, la Virgen le da la prueba definitiva solicitada por la incredulidad de fray Juan. 

Y al presentarse delante del primer Obispo de Méjico, apareció pintada en la "tilma" de Juan Diego, la imagen de Santa María. Las "rosas de Castilla", recogidas en el camino por mandato de María, se mostraron al señor Obispo junto con la imagen, venerada en la Basílica de Guadalupe hasta el día de hoy. Esta es la "casa" solicitada por la Virgen a fray Juan por medio del indígena, hoy san Juan Diego.

Pero el punto a considerar, es el siguiente. Cuando la Virgen María recibe el anuncio del ángel Gabriel, de que iba a ser la Madre de Dios, parte de Nazaret a la aldea de Ain-Karim, cercana a Jerusalén, para ayudar a su prima Isabel. Ésta, al verla, dice: "De dónde que la Madre de mi Señor venga a verme".

Este es la exclamación de nosotros hoy, en México, Estados Unidos, Latinoamérica y Filipinas (declarada patrona de todos estos lugares por el papa Pío IX): De dónde que nos visite aquí nuestra Madre, que aparece embarazada en la imagen de la "tilma". El manto de estrellas de la Virgen recoge el estado del firmamento en ese tiempo del año. Y en las pupilas de María, se han visto en los estudios de hoy, las figuras de quienes estaban presentes en el momento de enseñar el "regalo" de flores a fray Juan.

Nuestra imagen como hijos, no se corra nunca de las pupilas de la Virgen de Guadalupe, Madre nuestra. Esto es lo esencial; lo demás, importa en tanto en cuanto nos ayuda a verlo.




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