Mucho ruido y pocas nueces: Sartre y Vargas Llosa


Mario Vargas Llosa y su compañera actual, Isabel Preysler, después de su vida con Julia Urquidi (su tía) y  Patricia Llosa (prima suya).





El título de la obra Mucho ruido y pocas nueces (Much Ado About Nothing), publicada antes del año 1600 por William Shakespeare, nos sirve para opinar sobre otro escritor contemporáneo Mario Vargas Llosa, por su reciente artículo "La vida sin dueño".

Por supuesto, no se trata de desbancar aquí, ni se pretende tal fechoría, a quien tiene un puesto bien ganado en la literatura universal. Pero se da con cierta frecuencia un cierto  tufillo de popularidad emanado de la fama, capacitando a verter opiniones sobre esto y aquello sin menoscabo alguno.

Por ejemplo, el Nobel peruano, concluye su artículo así: "...la vida, pese a lo ingrata que puede ser, es también la cosa más maravillosa que nos ha pasado y, por ello, debemos aprovecharla hasta la última gota". Exprimir la vida porque es una "cosa" maravillosa, la "más maravillosa".

Quizá sea una tontería de nuestra parte, pero nuestra cicatería se tropieza con esa "cosa" que "nos" ha pasado. En primer lugar, la vida no es una cosa, es un don dado por alguien. En segundo lugar, aunque sea una forma de hablar, la vida no es algo que "nos" ocurre, sino que ese "nos" se da al unísono con el ser: la existencia, se quiere, se da en la esencia, pues no andan por ahí, volando, a la espera de la vida (Nos gustaría saber si, dada lo maravilloso de la vida, Mario Vargas la acepta en su totalidad, desde el principio, desde el momento de la concepción, y, además, se opone a todas las formas de aborto).

Este comentario remilgoso se encuna en una cita anterior del señor Vargas Llosa en el artículo mencionado. De paso, como quien no quiere la cosa, cita a Sartre y su aportación a la idea de compromiso. Al hojear cualquier manual de filosofía sobre la obra del pensador francés, molesto siempre con su "existencia"  nauseabunda, (nausée), especialmente cuando la Academia del Nobel le concede el galardón por su obra "literaria"  lo considera un descrédito, pues  él se consideró siempre filósofo,  no encontramos de entrada menciones a su concepto de compromiso, tan conspicuo según Vargas Llosa.

Los conceptos de Sartre por los que es conocido van la senda de la "soledad" sin remedio, la "angustia" y "desesperación" que tal estado produce, y, por encima de todo esto, el "absurdo" del vivir una existencia sin sentido. Entonces, recalar, aunque sea de paso,  una vida maravillosa en esta visión sartriana no rima, en principio. Si bien, esa idea de compromiso se podría enlazar con un dar brazadas en un océano sin saber a dónde se va, o, mejor dicho, sin rumbo, porque no hay dirección a seguir.

Desde luego, Vargas Llosa, incrédulo, no se refiere al compromiso matrimonial, ahora que trata de exprimir la vida a los 80 años con Isabel Presley.

La libertad, la responsabilidad de Sartre no tenía sentido ya entonces en su convivencia con su compañera Beauvoir desde donde arranca lo absurdo de la existencia. Por tanto, no entendemos ese golpe de incienso de Vargas Llosa al pensador francés, en el contexto de la "vida maravillosa", y, menos todavía, si no se es partidario de apoyar la defensa de la vida en todos los frentes, y no partidario de guardar un compromiso.



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