Escalera o ascensor para subir al cielo: That is the question

Creo que a todos nos gustaría tener una escalera por la cual ascender al cielo, a Dios. En Noche de Reyes, W. Shakespeare nos indica un camino: "..que siempre acaba el caminar / cuando te encuentra el amor". Pero antes y después del dramaturgo inglés existen ya algunas experiencias concretas de estos deseos. 


Una de ellas aparece en el Antiguo Testamento. Jacob sueña con una escalera que une el cielo y la tierra transitada por ángeles, como enviados del Señor, que aparece al final, junto al cielo. Jacob tiene una combate durante toda la noche con Yahvé. El hombre no puede ascender por sí mismo. El resultado final no depende del esfuerzo del hombre solamente para subir al cielo.



La segunda vez donde aparece esta escalera está en los escritos de santa Teresita, a finales del siglo XIX. Pero esta santa francesa ya conoce como un hecho la encarnación del Verbo, y, precisamente por ello, porque Dios ha bajado ya por  la escalera que le une con el hombre para redimirlo con su muerte del  pecado, por medio de su resurrección nos enseña cómo subir ese tramo del camino que nos eleva a la comunión con Dios. Teresita, en un golpe de audacia de niño, confía en llegar hasta él sostenida en sus brazos. Pero también  se persuade a sí misma de que:

           "Estamos en el siglo de los inventos. Ahora no hay que tomarse el trabajo de subir los peldaños de una               escalera; en las casas de los ricos el ascensor la suple ventajosamente".
Entre estas dos imágenes, la de Jacob y la de Teresita, han discurrido alrededor de cuatro mil años. El combate espiritual ejercido luego por Jacob en su lucha durante la noche contra Yahvé, se convierte con Teresita en abandono en las manos de Dios. 

Convencida de su pequeñez, confía del todo en su Padre, Dios. De esta manera, Teresita recobra el camino emprendido por la madre de Jesús, cuando al encontrarse con su parienta Isabel, exclama "porque (Dios) ha puesto los ojos en  la pequeñez de su esclava".

Esta es la historia de una escalera. Se trata de una historia de amor. El hombre no puede subir por la escalera por sí solo. Los ángeles vienen en su ayuda. Los esfuerzos del hombre, necesarios, no bastan. 

Los versos de Noche de Reyes explican cómo el encuentro con el amor, se da, sin merecerlo, en un recodo del camino. Entonces, cesan los esfuerzos, o quizá no se notan al hacerlos: El caminar se acaba al encontrarse con el amor, como nos dice el caballero del teatro inglés en el 400 aniversario de su muerte.

Hoy, tan repletos de tecnología como estamos, deberíamos probar la escuela del ascensor, recomendada por Teresita cuando nos fallen las fuerzas en los tiempos del combate, si olvidar la recomendación de William S.




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