El santo que nunca falla: san José (santa Teresa)











La devoción de los 7 domingos de san José, se pierde en el tiempo; sin embargo, si tenemos en cuanta que santa Teresa de Ávila, en el siglo XVI, fue una de las primeras propagadoras de la intercesión por medio de san José para paliar por nuestras necesidades, podemos presumir que esta devoción se instalaría a partir de esta fecha, después de la cual, la Iglesia se ha volcado en atenciones con la figura de nuestro Padre y Señor.


Hoy, último domingo de enero, comienzan los 7 domingos de san José, si tenemos en cuenta que su solemnidad se celebra en la Iglesia el 19 de marzo.

La conveniencia de hacerse amigo de este santo patrono, casi parece obvia. Junto con la Virgen María, es la persona que, en esta tierra,  ha vivido más cerca de Jesucristo. Sin acabar de entender lo que estaba ocurriendo en la vida de su ya esposa María, embarazada sin su intervención, después de pensar en dejarla para no causar escándalo y que ella fuera lapidada, un ángel, en sueños, le hace ver que lo que su esposa había concebido era obra del Espíritu Santo.

A partir de esa fecha, la recibe en su casa. La cercanía y la admiración que José guardó hacia María, su esposa legítima, duró toda su vida:  en los tiempos de alegría al ver a Jesús nacido en Belén, la ciudad del rey  David,  su ancestro, y en los de  la huída durante la noche a Egipto, para librarse de la matanza perpetrada por Herodes.

Por consiguiente, un ruego hoy de san José a su hijo adoptivo Jesucristo, no puede ser desoído jamás. Con mayor razón si ese ruego viene amparado ante Dios, junto a la súplica de María. 

Santa Teresa, que estaba literalmente hecha un ovillo  por los dolores, decidió tomar como "abogado y señor al glorioso San Jose", y quedó curada. Pero añade la santa:

"No me acuerdo, hasta ahora, haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer una necesidad; a este glorioso Santo tengo experiencia  que  socorre en todas, y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra, que como tenía nombre de padre siendo ayo, le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide" (Vida de santa Teresa de Jesús, capítulo VI).

En verdad, yo no tengo nada que añadir a lo que dice la Santa, excepto recomendar lo que ella dice, pues este santo Padre y Señor no nos deja hasta la hora de la muerte. Son muchas las maneras de vivir esta devoción de los 7 domingos, según se puede ver en tantos devocionarios, expuestos también en internet.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra