El mejor libro del año

Muro de las lamentaciones, Jerusalén






Rayo caído en el Vaticano, poco después de la renuncia de Benedicto XVI al papado.










Muchas editoriales y críticos presentan sus apuestas por los mejores libros del año.

Si esta propuesta no es la mejor, valdría, sin embargo, leerla: Elías en Jerusalén, escrito por Michael D. O'Brien. Este autor publica ahora, veinte años después,  el tercer volumen de la trilogía La casa de Sofía, y El padre Elías. 

O'Brien se mueve en la bruma de los acontecimientos verdaderos, las Escrituras y los avatares del mundo actual, todo ello ensamblado con la argamasa del ingenio, el buen humor y la preocupación por el estado de las almas, en un momento que se van derrumbando muchas de las creencias de la fe debido a una conspiración de un poder mundial, tratando de socavar el poder espiritual de la Iglesia.

El planteamiento de la novela, que de eso se trata, deja un sentimiento de ir reptando por la realidad actual, la de la Iglesia, la de la sociedad, la de los planteamientos sinuosos de los enemigos de la fe, que ayudan a vivir lo que tal vez sea, según algunos, el llamado fin de los tiempos. 

Hay muchas coincidencias entre los acontecimientos anunciados en la Sagradas Escrituras y lo que está pasando en nuestros días. Esto hace que la trama sea creíble. Pero, siempre hay alguno, el encadenamiento de los hechos hacia el punto final, se va haciendo a trompicones. 

La novela nos deja ante una puerta final que, anclada en el Apocalipsis, espera la llegada del momento donde se va a dar la lucha antagónica del anticristo con los enviados de Dios en la ciudad de Jerusalén.






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