Sin rumbo ni respeto: El debate político de los candidatos demócratas en USA



Para muchos, estas palabras de Benedicto XVI pueden resultar provocativas. Pero dan de qué pensar cuando vemos las brechas sociales en los países. Sin embargo, esto no es lo más significativo, sino la despreocupación por la persona.
Pero, ¿cómo vamos a tener paz al ver las agresiones sin cortapisas entre los candidatos demócratas a la presidencia de Estados Unidos? (¿Ocurriría lo mismo si los contendientes fueran republicanos? Trump ha logrado unir por lo menos a los de su partido, aunque el país se ha dividido como nunca). 

El tema político, el bien común, de verdadero interés para los ciudadanos quedó fuera de toda consideración. Sólo el ego de los aspirantes a la nominación del partido demócrata campeaba en el auditorio. Si así se llevan quienes forman parte del mismo partido, resultaría difícil conceder un voto siquiera a quienes son incapaces de exponer  en público una idea convincente capaz de arrojar luz sobre el porvenir del país. Por el contrario, si de algo sirvió este debate fue para dejar al descubierto la superficialidad de las propuestas y la disposición de servirse del país y de los ciudadanos para su propio beneficio.

Parecen víboras tratando de acabar unas con otras. De aquí no pede salir ni siquiera una solución parcial a los problemas actuales. Vemos lo mismo en los últimos sucesos de España, donde los parlamentarios se acosan sin tregua y si resolver los temas de fondo escondidos en los pliegues de sus agresiones verbales. Otro tanto se puede decir de las comparecencias "mañaneras" del Presidente de México: han despertado las venganzas personales y gremiales porque sus derechos no son respetados, dicen; y como no tienen consecuencia ninguno de los destrozos causados con sus protestas, cada día surgen nuevos grupos quejándose por alguna razón. Y las razones del Presidente para tolerar tanta barbarie diaria son que no se puede violentar a los violentos, pues vienen arrastrando injusticias del pasado de políticos conservadores y corruptos.

En fin, quienes deberían ser ejemplo para los ciudadanos, se escudan en sus razonadas sinrazones para denostar al "próximo" con tal de alcanzar el poder o impedir a otros su conquista.

Pero, es peor todavía, no se ve un rumbo claro en las propuestas demócratas, a excepción del socialista Bernie Sanders. Aunque judío de padres inmigrantes, el no se ha rozado con la comunidad de Estados Unidos, y su única religión es el socialismo. Si triunfa, el experimento le puede salir caro a los norteamericanos estadounidenses. Un Marx moderno.







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