¿Crisis de vocaciones? Nacen del ejemplo, de la admiración







Al viejo Aristóteles lo solemos traer de arriba a abajo según nos convenga. Muchos lo citan sin apenas haber leído una sola de sus lineas.

Este insigne pensador de la Antigüedad, nos recuerda que el aprendizaje nace de la admiración. Y la admiración nace al contemplar la bondad. El Génesis incluso en primeras líneas, nos presenta al Creador admirado después de cada paso de su obra: Y vio  Dios que lo creado era bueno, "que estaba bien". 

Pues bien, los hombres de hoy no se ponen de acuerdo sobre lo "bueno". Sin ver lo "bueno" es difícil aprender a hacerlo. Durante la Ilustración, por ejemplo, el imperio de la "razón" ve y concibe  el camino del "progreso" basándose en la "industrialización". Sin duda, esta senda ha reportado ventajas notables a la humanidad, pero ésta sigue a obscuras, en la penumbra, en tantas facetas de la vida. 

Si las promesas del "progreso" no conducen al "cambio social"  deseado, se encuentra un nuevo camino, lleno de esperanza: la "informatización", la característica primordial de este siglo XXI. Aunque, el nuevo Ministro de Universidades del Gobierno de España, Manuel Castells, debido a la complejidad interactiva de los procesos en juego (vid. su concepto "space of flows") nos conducirán cada vez más en ese siglo XXI a una "perplejidad informada". Es decir, el "progreso" deseado se queda en el papel. 

Es decir, los "procesos" sustituyen a las "personas". Y ante este "cambio social", es difícil encontrar a una persona a quien se admire y, por tanto, digna de imitación. Desaparece el "asombro" porque la "perplejidad" se instala y resulta difícil "contemplar la bondad" de las cosas y de las personas e identificarse con ellas.

No nos queda otro remedio que recurrir de nuevo a lo de ayer, a lo de siempre: el trato personal para decirles con el ejemplo y con la palabra, que la vida vale la pena ser vivida
siguiendo esa vocación a la que cada uno está llamado. Por supuesto, esto no implica despreciar las tecnologías digitales; al contrario, deben usarse en los procesos sociales sin deshumanizarlos, sin quedarse atrapado en las meras transacciones.

"Que vayáis", este es el camino para encontrarse con el otro, uno a uno, y parece ser que también el papa Francisco se lo está recordando hoy de manera especial a los laicos de todo el mundo. ¡Ah, y nadie puede dar la los demás lo que no tiene!






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