La arrogancia del poder (China, Rusia, USA...): no importa que la muerte ronde



Ronda de noche, Rembrandt


Capaces son, China y Estados Unidos, de revolver el mundo con sus pretensiones de poder.

La China muestra su nervio incluso con sus paisanos, en Hong Kong. Y Estados Unidos fabrica y vende las armas con las que mata a ciudadanos y visitantes venidos de cualquier rincón.

Mientras los misiles cruzan los mares de Japón y China lanzados por los vecinos de Korea, y los de Irán se preparan sin control a carreras nucleares, como India y Pakistán, como Israel y los de Sur de Arabia. 

Nadie quiere la guerra, no. Pero se arman hasta los dientes y se amenazan las potencias grandes..., y las no tan grandes, las pequeñas. Y Venezuela siembra el pánico y el hambre donde ayer sembraban flores sus habitantes, por doquier. Arropados por Moscú, por China y Cuba se fuerte Maduro, pero está verde, muy verde.

Los pobres cruzan a nado, casi, las aguas de tantos mares, para buscar un mendrugo, y mueren en el intento tantos sin alcanzar su objetivo. Aquí, en el Mediterráneo; allá en las selvas tropicales de Guatemala, de Nicaragua y de México. 

Tampoco parece importar, a nadie, las guerras sin fin de África, no importa si en Nigeria, Somalia, el Congo. En las Naciones Unidas, tienen están ahora ocupados por el "calentamiento global", no tienen tiempo de atenderles desde sus cómodas sillas de la ONU, sonde Soros y sus huestes planean asfixiar el Globo con políticas antinatales, con abortos y eutanasias.

Vamos a hablar de paz, se dicen unos a otros. Los media con propia agenda, siembran el mundo, día con día, con inquietudes, sospechas, condenas, conspiraciones, odios y guerras, y lo hacen sin límites pues no los hay sin moral. ¿Moral?, se ríen, ¿no será acaso aquel árbol donde las moras nacen? 

Nada de imposiciones. Ahora el mundo es libre, así salió de la Revolución francesa. Y en esa libertad, desde entonces, son millones y millones de muertos por la violencia nacida de sus entrañas. ¿Terapia?: sexo y más sexo, pornografía, sin más. Todo se puede vender... y comprar. Es el mercado, no hay más leyes ni moral. 

Si ante esto, ante el llanto venido de todas partes, alguien implora un ruego, un rezo, un algo, se desestima por rancio, sin más.

Dios quiera dejarnos todavía unos días acá, y reparar si se puede tanta maldad. Sólo con su ayuda se puede, sin salirse de sus manos, esperar serenos, con esperanza, un tanto de paz.





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