Judíos y cristianos a la "espera", según la abuela del escritor israelí Amós Oz


Rabino a la "espera".





Amós Oz tuvo una abuela muy lista. Le comentaba a su nieto la clave de la diferencia entre judíos y cristianos, valiéndose de la figura del Mesías. Si ha venido ya dirigirá un saludo de reencuentro a los cristianos cuando regrese. Si no ha venido todavía saludará a todos como si los viera por primera vez.  Mientras, decía la abuela, debemos esperar y no enfrascarnos en odios y guerras.

El único problema de esta inteligente propuesta, es el de la espera. Durante miles de años, el pueblo judío esperó al Mesías, y, cuando llegó, muchos no lo aceptaron, pero otros sí. Es el rega  hebreo, un "momento", espera

Si ahora algunos judíos siguen  en la espera, la forma de saludar no los convencerá de nada, pues si el saludo no es de su conveniencia, dirán de nuevo: "Este no es el Mesías". Y habremos de seguir en la espera  hasta que ese remanente del pueblo judío diga: "Sí, este es el Mesías". Mientras, "todos" deberán esperar. 

La aguda y jocosa propuesta de Amós Oz, no acaba de convencer, de acuerdo a la "argumentación" lógica. Supongamos que el Mesías ya vino. Por consiguiente no debemos esperar para convencernos al escuchar un saludo, interpretable según quién lo oiga.

Si el Mesías ya vino, certificó con obras, con su vida y milagros, también con su forma de saludar cuando decía "Yo soy", la presencia de quien era el Hijo de Dios. Esa forma de vida, de muerte, y de "resurrección", eran todo confirmaciones de lo ya anunciado por los "profetas" (a quienes los judíos mataron una y otra vez) y por las Escrituras, esas recopiladas por la tradición desde Moisés, en tiempos de la cautividad de Babilonia. 

"Si no creyeron en las Escrituras ni en los profetas" tampoco creerán aunque viniera alguien más de ultratumba a decirles, ahora sí, la verdad de las cosas.

El ingenioso autor israelí Amós Oz, nos quiere seguir induciendo en el pensamiento de la espera, pero no tiene sentido, aunque titule su libro "Queridos fanáticos", quedándose él de espectador. No se trata de "fanatismo", querido Amós (aunque tengas nombre de profeta). Se trata de continuar leyendo la continuación del Antiguo Testamento, en el prólogo del capítulo I escrito por el judío Juan, el pescador de Galilea. 

Dice así: "En el principio existía la  Palabra y la Palabra era estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios"...."Vino a los suyos y los suyos no le recibieron".

Frente a la cabezonería ("de dura cerviz",  decía Moisés) de la espera y del saludo se debe apreciar la fe de quienes sí creyeron, algo muy distinto de quienes son fanáticos.

En buen plan, mi querido Amós: Shalom. 
  

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