¿En dónde está la santidad de la Semana Santa?



Las procesiones de Semana Santa nacen en el siglo XV, y sirven para dar cauce al dolor y al arrepentimiento del pueblo.






Ya está casi todo listo. Lo necesario para el transporte, las maletas y bolsas de viaje, y el destino ya fijado desde tiempo atrás.

Algunos no llegarán nunca al lugar pensado, porque la tragedia se cruzará en el camino. Son millones quienes buscan escaparse de sus ocupaciones cotidianas, para tratar de olvidarse de todo.

De cualquier manera, todos están pendientes del parte meteorológico. El mal tiempo puede desbaratar cualquier plan, en el campo o en la ciudad. También el acomodamiento en un lugar ajeno, supone a veces un trastorno inesperado.



Semana Santa en Toledo.



Se está celebrando la Semana Santa. Es la fiesta más importante de la religión católica. Jesús nace para morir. La alegría de la Navidad, cede su lugar a la pasión de Jesucristo y a su resurrección, el día de la alegría plena. 



Barcelona.


Pero la vivencia de esta semana no desemboca en el fracaso de un hombre, poderoso en obras, cuya vida discurrió "haciendo el bien".

Antes, la noche previa a la gran tragedia del cristianismo, se va a producir un hecho más significativo que la creación del mundo. Jesús, en comunión con su Padre, encuentra la manera de quedarse para siempre con el hombre, ese hombre al que ha venido a redimir, por amor, para evitar su perdición completa en el abismo.

Dejado este regalo, a pesar de no merecerlo en absoluto, es atestiguar ese querer estar junto a los hombres, para que los hombres se "transformen" en él, como atestigua san Agustín en sus Confesiones. Algo impensable, ni siquiera vislumbrado en las más avezadas mitologías.

Vivir la Semana Santa supone el recorrido de un camino victorioso que no acaba en la cruz, pero pasa ineludiblemente por ella. Las procesiones son una creación de la piedad popular, herencia invaluable de los siglos pasados, donde artistas, pueblo llano y clero contribuían al legado de una tradición espiritual y humana, para que las personas de carne y hueso participaran de esta celebración de fervor y cariño.

Hay quienes se acercan a estos días eligiendo la quietud proporcionada por una casa de campo, un parador, desde donde, entre paseos y contemplación se puede rememorar el contenido sacro de la Semana.



Semana Santa en Granada.


Quizá algunos consigan acercarse al motivo central de esta fiesta sagrada desde las playas  atiborradas de bañistas, si el tiempo les acompaña. Se perderían, sin embargo, el fervor de las procesiones. Cada quien debe decidir en su fuero interno cual es la mejor manera de vivir estos días, acercándose a los templos de su entorno, para no dejar solo a quien nos ha dado el sentido de la vida, y, además, ha querido quedarse entre nosotros en la Eucaristía.

A muchos les cambia la vida esta celebración. ¡Felices Pascuas!







  

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