Razones para ser optimista


El entierro del conde Orgaz, el Greco, iglesia de santo Tomé, Toledo.





La razón principal para ser optimista, viene dada por el fin del hombre.

El hombre ha sido creado, viene de una persona buena, para ser feliz por siempre. Estas palabras no son una frase para aquietar las conciencias. Son verdad y hay que repetirlas con frecuencia porque la gente no se entera, a juzgar por las depresiones, ansiedad, el desamor  y los trastornos múltiples de la personalidad.

No importa como se mire, la permanencia del hombre en la tierra no pasa de cuantos  días. Algunos apenas alcanzan a salir de la niñez; otros, van un poco más lejos, unos cuantos años. Pero, al fin y al cabo, lo que cuenta, lo único que cuenta, es si después de estos pocos días sobre la tierra, nos espera la eternidad.

Y aquí es donde la burra tuerce el rabo, como dice un dicharachero. Mientras algunos se resisten a creer en esta posibilidad, otros la aceptan a ojos cerrados, sin razones de peso para fundamentar sus creencias. Claro, cuando estas dos avenidas del pensar se cruzan en el camino, no acaba de salir nada bueno. O bien se evitan las opiniones sobre el tema para no entrar en problemas o, por falta de razones con fundamento in re se acaba en trifulca, sin diálogo posible.

Por eso llama la atención la visita del papa Francisco a Egipto y buscar una base mínima de entendimiento  en el trato directo, abierto, con quienes son monoteístas y creen también en un ineludible "más allá". El rector de la universidad suní Al-Azhar, Ahmad al Tayeb, en El Cairo se refirió a las "acusaciones" al islam como una estrategia destructiva para todas las religiones, pues al estudiar la historia ninguna es "inocente". Y Francisco desacreditó una vez más cualquier "violencia en nombre de Dios" porque equivaldría a una "profanación" de su nombre.

Si en el fondo todos queremos vivir en paz, se deberían encontrar caminos de entendimiento después de tantos años de historia y de los fracasos de tantos conflictos y guerras, donde sólo triunfan la destrucción y la muerte.

El hombre es capax Dei, capaz de Dios. El sueño de un "más allá" promisorio compartido por tantos hombres de todas las generaciones  es completamente racional, fuera de cualquier quimera. No resulta racional, por el contrario,  pensar que después de esta vida, los autores de las grandes crímenes de la historia vayan a tener un asiento junto a quienes pasaron por la vida "haciendo el bien". Más absurdo aún se tornaría el panorama del ser, provisto para seguir siendo, perdiera la batalla con lo que no es,  es decir, con la nada.

Ese hombre capaz de Dios, se le ha dado lo necesario para alcanzar su fin..., si quiere. La esperanza nace de esta realidad de poder lograr ese fin creído. De ahí nace ese deseo de ir ayudándose unos a otros a a recorrer este camino, tan efímero, compartido en paz por quienes tienen, si no la misma fe, por lo menos esa visión trascendente de la vida.

De ahí la razón para el optimismo.






Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra