¿En qué consiste hoy el 'vivir la vida"?

                   

Árbol de la vida, de Óscar Soteno, México


Se está dando, mejor dicho, ya se ha dado, un rompimiento entre generaciones a la hora de evaluar la importancia de las cosas de la vida.

Desde luego, han quedado muy lejos las creencias en la vida de otros tiempos. Si a muchos de los millennials de la generación actual se les presenta con modelos de vida de siempre, rechazarían de inmediato tal propuesta, como venida de mentes retrógradas.

Les apetece probar estos nuevos "árboles de la vida", como se les antojó también a Eva y Adán. Tan peliagudo estaba el momento que el Creador, después de ver cómo habían consumido el fruto del otro "árbol", el de la "ciencia del bien y del mal", se reúnen en cónclave urgente las tres divinas personas y deciden echar a nuestro primeros padres del Paraíso antes de que se les ocurriera comer también del "árbol de la vida".

Sin duda, el "árbol de la vida" también era atractivo; sin embargo,  Adán y Eva ya no eran inmunes al dolor y a las enfermedades, pues habían perdido el "don" preternatural de la impasibilidad después de comer el fruto prohibido. Y su Creador les quería evitar el mal trago de vivir una vida terrenal, en esas condiciones, donde el dolor y el sufrimiento estarían siempre presentes.

Una vez llegada la "plenitud de los tiempos", Jesús les dice a sus discípulos que él es "el camino, la verdad y la vida", y les desea que tengan esa vida en abundancia.  También les advierte que el que "quiera conservar su vida, la perderá".

Toda esta visión no se entiende hoy del todo, si bien la santa de Ávila, Teresa, había puesto en verso su asimilación de este rompecabezas, haciéndolo asequible para todos. Ella decía: "Tan alta vida espero, que muero porque no muero".

Es decir, en esta vida estamos de paso y pasa deprisa ("una mala noche en una ala posada", solía decirse a sí misma la citada santa. La importancia relativa de esta vida consistía entonces en aprovechar estos días, breves, en la tierra, para ganarse la vida del más allá, pues a ésa se refería Jesús.

Los jóvenes que descuidan estas advertencias, "pierden el tiempo". El hombre, como ya se ha dicho este post con cierta frecuencia al recordar la instrucción primera dada por Dios, está hecho "para trabajar", no para llevar una vida muelle. Sin embargo, los millennials, según confiesan, quieren "un buen sueldo trabajando poco", para así poder "disfrutar de la vida".

En alguna parte del recorrido educativo de estas personas, se ha tergiversado el verdadero sentido de la vida, con un fin trascendente. No se trata de imponer nada a nadie, sino de recobrar el sentido, que, según ellos, han perdido, y no son felices: todo es injusto para ellos.

En realidad, estos jóvenes se conforman con bien poco en sus aspiraciones; quizá porque han perdido la espiritualidad propia de todo hombre.








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